CAPÍTULO X: KIKYO

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Cerca de la aldea de Kaede una maldad oculta acecha. Al caer la noche y encontrarse todo desierto, sale de las sombras para llevar a cabo su despiadado plan.

-Volverás para servirme con tu poder.

De la tierra del templo sagrado de la aldea sacó una vasija antigua y la guardó en la manga de sus vestimentas. Rió desquiciadamente con sus secuaces atrás, todos con la mirada perdida.

-Tu alma será lo suficientemente fuerte para mis planes.

Y se marchó acompañada de su séquito, dejando atras un hoyo. Sobre él una inscripción que dictaba: "Aquí yace la joven sacerdotisa portadora de la perla que cuidó y veló del bien humano, Kikyo."

◇◇◇

-Esta espada sigue sin funcionar bien, Totosai.

En otro lugar, en la cima de una montaña, el grupo de Inuyasha, Kagome y Shippo visitaban al conocido herrero demonio, Totosai.

Kagome batía el lugar con la mirada y Shippo correteaba curioso a su alrededor, siendo regañado de vez en cuando por tocar cosas. Inuyasha, haciendo alarde de su nula educación, se dirigió de una vez al demonio herrero sin saludar.

-Al Colmillo no le pasa nada, jovencito.- Permaneció sentado de espaldas al grupo frente a su forja.- La Luna Nueva fue anoche, la espada no sintió poder demoníaco suficiente en ti. ¿El resto de veces ha funcionado como debe?- Se giró.

Kagome analizó el rostro del demonio de ojos grandes. Era mayor, mucho más que Inuyasha, era anciano. No pudo evitar preguntarse cuántos siglos llevaba pululando por el mundo. Se sintió pequeña por un instante.

El medio demonio explicó lo acontecido con la espada y Totosai suspiró mirando por primera vez a la humana. Se levantó curioso y avanzó hacia ella, el gruñido y porte de Inuyasha repentino frente a Kagome lo detuvo.

-No te acerques a mi compañera, Totosai.

-¿Compañera?- Olisqueó.- Chico, te quedaste huérfano muy joven, pero esperaba que Myoga se encargara de eso. La humana huele a ti, pero...

-No llevo marca.

-Exacto, no llevas...¿¡Eh!? ¿Cómo demonios sabes eso y él no?- El interés del herrero crecía por momentos.

-Porque si lo sé, idiota.- Fue turno de Inuyasha.- Lo acordamos así, ¿Por qué te interesas en ella?

-Porque ella, amigo mío, es la razón por la que Colmillo funciona.- Miró a Shippo tras la pierna de Kagome, escondiéndose.- Y él...¿Desde cuándo adoptas cachorros ajenos?

-Keh, limitate a responder, viejo.

-Inuyasha, compórtate.

Totosai observaba la escena con un aire de diversión, ni en mil años habría adivinado que el hijo de su señor viniera aquí en compañía de una humana a la que encima proclamaba como su compañera sin serlo. Podía ver como esa mujer lo tenía como quería, para un demonio eso puede significar la perdición.

-Colmillo de Acero fue forjado para proteger.- Interrumpió la discusión de la pareja.- Os protegió a ti y a tu madre en manos de tu padre y protegerá a esa mujer, al cachorro y a todos los seres que anheles proteger.- Inuyasha miró a Kagome y retiró la mirada avergonzado.- También luchará para ti cuando estés en serio peligro.

Dicho esto, el resto del día tuvo a Inuyasha practicando para aprender ataques más allá del Viento Cortante. Kagome le explicó sobre sus armas y el viejo tuvo que contener un grito de emoción.

-¡Armas con 500 años de avance!- Sostuvo el arma cuidando de no tocar donde Kagome indicó.- Claro que puedo arreglarla, los proyectiles que salgan de aquí serán fabricados por mi. Dame tiempo muchacha y déjame todas las armas similares.

Guntai軍隊 (Inuyasha X Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora