CAPÍTULO V: COMPAÑERO

222 29 4
                                    

Joder!- Grité adolorida después de que Inuyasha me recolocara el hombro tras instruirle sobre cómo hacerlo.

Abrí los ojos y lo vi observándome de cerca con expresión burlona. Bufé sin apartar la mirada de sus ojos dorados y por un instante me fundí en ellos. Son bonitos, pensé.

Pronto él apartó su mirada y se dio la vuelta ofreciéndome su espalda. Alcé una ceja extrañada, ¿Él mostraba piedad a mi persona?

-Pensaba que te molestaba lo suficiente como para que no quieras cargar conmigo.

-Keh, estás muy débil y me retrasarás demasiado.- Contuve una risa y me subí a su espalda. Lo tomaría como un agradecimiento de su parte por intentar salvarlo.

Me sujeté con mi mano sana a su hombro y él tomó mis piernas apretando mis muslos sobre la tela. No pude evitar tener una extraña sensación, después de todo era un hombre -o algo parecido-, y para mi había pasado un tiempo desde que había permitido a un hombre intimar así conmigo.

Traté de no tensarme y alertar a Inuyasha, él no me ponía nerviosa o eso quiero creer. Apreté mis muslos alrededor de él cuando comenzó a correr demasiado rápido. Mi cabello atado en una coleta se despeinaba al choque contra el viento, mi brazo herido reposaba inmovilizado entre mi pecho y la espalda de Inuyasha para que no se sacudiera.

Pronto llegamos a la aldea, una aldea ya conocida para mi, la aldea de la anciana. No me contuve y le cuestioné.

-¿Por qué hemos regresado?

Caminó despacio para llegar a la cabaña de la anciana mientras a su paso, los aldeanos lo miraban recelosos y cuchicheaban. Les dirigí una mirada rabiosa y algunos callaron.

-Estás herida, estorbas así en pelea.- Bufé y me reservé contestarle que en parte era su culpa.

Entramos en la cabaña y la soledad nos recibió, la anciana no estaba. Él me soltó en el suelo sin mucha delicadeza y yo no me quejé, era así por naturaleza, debía ganarme su confianza y éste era el momento justo para esa conversación.

-Oye, deberias tener otra actitud.- Le dije antes de que saliera de la cabaña.- Después de todo ahora somos compañeros.

Su reacción me sorprendió hasta el infierno, se giró con los ojos como platos y negó varias veces seguidas de forma tajante. ¿Qué mosca le ha picado?

-Yo no te pedí ser mi compañera.- Escupió girándose. Estaba tenso.- Yo no necesito compañera, nadie...- Parecía querer decir algo más, pero salió corriendo antes de que yo pudiera sacarle esa información.

¿Qué mierda le pasaba?

◇◇◇

Estuve sola lo que calculé aproximadamente como una hora. Suerte que el dolor se había disipado de mis extremidades tras tomar unos analgésicos que guardaba. Curé mis heridas superficiales para evitar una infección.

La anciana llegó y se sorprendió al verme allí. Le conté lo sucedido con el hermano de Inuyasha y cómo había resultado herida. Ella comprendió y dijo que podía quedarme hasta estar recuperada para poder emprender la marcha nuevamente.

No pude contenerme mucho más, Inuyasha no regresaba y no había nadie más que pudiera darle sentido al comportamiento de hace un rato. Al cuestionarle la anciana me miró sobresaltada.

-¿Le dijiste eso a Inuyasha? ¿Usaste la palabra compañeros?- Asentí y ella suspiró.- Tienes mucho que aprender sobre este mundo aún, para los demonios ser compañeros es lo que nosotros llamamos ser pareja, novios, amantes, esposos o como quieras nombrarlo.- Abrí los ojos y de mi boca querían escapar demasiadas preguntas.

Guntai軍隊 (Inuyasha X Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora