CAPÍTULO XII: ALIANZA MALIGNA

234 25 13
                                    

-¿Qué hacéis?

Habían llegado a una cueva y, tal y como habían adoptado por costumbre, se colocaron en su postura para dormir. Era la primera vez que el monje los veía y se extrañó, él no creía que fuera una postura cómoda ni decente para dormir con compañía.

-Dormir.- Dijo Inuyasha con los ojos cerrados mientras tenía a su compañera en brazos.

Shippo reposaba su cabeza en el muslo de Inuyasha a un lado, sobre una manta acolchada que Kagome había tendido para ellos. La última vez que fue a su época, decidió traer algo útil para no seguir durmiendo sobre el sucio y frío suelo de las cuevas.

-Pero no estáis casados y estoy presente.- Inuyasha gruñó molesto y Kagome rió.- Tened piedad de un monje solitario.

-Tú eres el invitado, debes aceptar nuestras costumbres.- Kagome cambió de lado en Inuyasha para mirar al monje.- Nosotros nos acostumbramos a dormir así, somos compañeros.

-Pero es indecoroso para una dama como...-Las palabras del monje murieron ahí.

Inuyasha abrió los ojos y apretó a Kagome más contra él, luego movió su mano sobre Shippo, la cual había estado sobre el pequeño desde que se acostó a dormir. Fulminó al monje con la mirada y gruñó.

-No te atrevas a insultar a Kagome.- Ladró mientras Kagome trataba de apaciguar la discusión sin éxito.- Acostúmbrate, monje, sólo dormimos. ¿Acaso estás celoso y quieres que te hagamos un hueco?- Miroku pareció sopesarlo.

-Bueno, uno al lado de la señorita Kagome no estaría mal.- Y se ganó un golpe de la pareja.- ¡Ah! También atacais juntos, ¡No es justo!

-¡Cierra la boca!- Gritaron a la vez.

-¡Y decís lo mismo!

Inuyasha y Kagome se estaban conteniendo de darle otro golpe al monje libidinoso, Miroku se temía lo peor. Pero entonces Shippo habló.

-Dejad dormir, ¿No sabéis que los niños necesitan muchas horas de sueño?

◇◇◇

En otro lugar un miasma oscuro y denso se formaba entorno al bello Youkai. El hermano de Inuyasha permanecía recostado sobre un árbol con sus vestimentas repletas de sangre, de su sangre.

Frente a él se amontonan cuerpos humanos desmembrados, una cacería perpetrada por el mismo. Los humanos lo habían creído lo suficientemente débil e inservible como para ir por su cabeza al verlo herido. Ese había sido el fin de esos pobres diablos.

Fue entonces cuando el miasma denso y oscuro comenzó a envolver el ambiente con su presencia. El olor a putrefacción contaminó el bosque. Jaken, asustado, miraba a todos lados tratando de identificar la presencia maligna que se hallaba rondando.

El pequeño demonio no había formulado palabra desde que su amo volvió de la tumba de su progenitor. Bien sabía que en su estado de enfado absoluto no dudaría en acabar con su existencia. Ni siquiera colaboró en la masacre humana que perpetró Sesshomaru, sabía que eran las presas de su amo.

-Muéstrate.- Jaken se sobresaltó al oír la fría voz del Youkai.

De entre las sombras del bosque, el miasma y la pestilencia putrefacta del ambiente, se alzó un ser que inmediatamente haría temblar a cualquier ser. Su presencia tan oscura y densa que cortaba la respiración, todo él era pura maldad.

Pero para Sesshomaru no era una amenaza, es un ser orgulloso y fuerte, aun herido, el heredero de su clan, alguien con quien no te gustaría tener problemas.

-Veo que necesitas una mano...- La voz del ser emergido de las sombras era siniestra.- En sentido literal, Sesshomaru.

-Lárgate antes de que te destruya.

Guntai軍隊 (Inuyasha X Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora