Capítulo 19. Te Quiero, Draco Malfoy

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NARRA DRACO.
Estaba realmente molesto, cuando regresábamos al castillo, pude ver como Hermione caminaba alegremente abrazada de la comadreja, estuve contenido a ir a darle su merecido a esa sabandija por atreverse a tocar a mi leona, pero no podía hacer eso sin levantar sospechas, caminaba a mi sala común mientras imaginaba las mil y un formas de hacer sufrir a Weasley, estaba a punto de llegar cuando pude distinguir a la dueña de mis pensamientos últimamente, sentada fuera de la sala común, sentada recargada en la pared como niña pérdida, sentí como la sangre abandonaba mi cuerpo ¿Qué acaso está loca esta mujer al venirse a meter a la boca del lobo? Me acerque lentamente a ella y la tomé bruscamente del brazo, sabía que en cualquier momento podía salir alguien de la sala común y si me miraba muy amable con ella podía levantar sospechas.
- ¿Qué haces aquí? - le pregunté enojado
-Dine a derte - me dijo arrastrando las palabras - diero dedirte que de odio - no pude evitar sonreír al verla en ese estado, sus mejillas estaban de un color rojo intenso, dándole un aspecto infantil, su aliento olía a alcohol
- Ven, Granger, te sacaré de aquí - la tomé en brazos y me dirigí lejos de ahí, por suerte que era una serpiente, y conocía muy bien los pasadizos de el colegio, no hubiera sido nada agradable que me vieran con ella en brazos.
-Draco - susurró, envolviendo sus manos en mi cuello y recargando su cabeza en mi pecho - de odio - dijo mirándome fijamente
- ¿Por qué me odias Granger? - pregunte sonriendo
-Podque me haded dentir codad que no debo - dijo mientras cerraba los ojos.
-Lo siento - dije caminado más rápido - pero no entiendo lo que dices, cuando estés sobria hablamos - pude sentir como se quedaba dormida lentamente, no sabía a dónde llevarla, la torre de Gryffindor no era una opción, me matarían en cuanto me vieran con ella en brazos aparentemente desmayada. La enfermería, tampoco lo era, lo menos que quería era que preguntaran que había pasado, el único lugar era la sala de menesteres.
Camine rápidamente hasta alcanzar el Tapiz de Bárnabas el Chiflado, pase tres veces por enfrente y pensé "un lugar para descansar" cuando la puerta se materializo, esta se abrió por sí sola, como si supera que no podía hacerlo por mí mismo, entré y deposité a Hermione en una cama doble, con sabanas verdes y rojas, esta sala siempre hacia el mismo juego de colores, cuando entraba con ella, me giré y detrás de la cama había una mesita de noche con ingredientes para una poción, sabía lo que tenía que hacer, y le preparé a mi castaña una infusión para la resaca, cuando hube terminado, me quedé contemplándola, se veía tan hermosa, y delicada, un mechón rebelde le caía sobre la nariz y se movía conforme a su respiración, su cuerpo, no era perfecto pero aun así era hermoso con su piel bronceada y suave, sus labios rosas, su pequeña nariz respingada, sus pestañas largas casi tocando sus pómulos y su cabello castaño, ahora más manejable que antes, podía pasar todo el día admirándola, era simplemente perfecta, estuve observándola por lo que parecieron minutos cuando en realidad fue pasada de las dos horas.
NARRADOR.
Un movimiento de la castaña lo hizo salir de sus pensamientos, esta abrió los ojos lentamente desconcertada y lo miró a él, con tanta elegancia, sus hermosos ojos grises contemplándola como si fuera de cristal, su piel pálida y sus labios torcidos en una media sonrisa, fue como si hubiera muerto y estuviera en el cielo, se contemplaron durante minutos, no podían apartar los ojos del uno del otro cuando un dolor agudo en la cabeza de la castaña la trajo a la realidad, se llevó las manos automáticamente a las sienes y cerro fuertemente los ojos, Draco le tendió un vaso con una infusión rojo sangre.
-Bébela - le dijo sin más, la chica obedeció y se incorporo torpemente, tomó lentamente la poción mirando fijamente al Slytherin a los ojos.
- ¿Qué ocurrió? - preguntó en cuanto se hubo terminado el contenido del vaso e inmediatamente comenzó a sentirse mejor
-Corriste a los brazos de la comadreja - le dijo Malfoy sin más y la miró fríamente y ella recordó que había pasado
-Te besabas con Maris - le reclamó la Gryffindor e intento ponerse de pie, pero Draco la detuvo
- ¿y por eso fuiste a beber y lanzarte a los brazos de Weasley? - le recriminó enfadado
-Si tu puedes hacer lo que quieras ¿Por qué yo no? - se defendió y de nuevo ella intento ponerse de pie, pero Draco fue más rápido y aprovechando que la chica aun se sentía mal, se tumbó sobre ella, acorralándola contra su cuerpo y el colchón - déjame ir, Draco - pero él chico no se movió y la miraba con odio, un odio lleno de celos.
- Ya hablamos a cerca de lo de Maris - estaba a tan solo centímetros de los labios de la Hermione que sus alientos se mesclaron y los hicieron temblar, pero sus orgullos no dejaron que ninguno de los dos cedieran
-Si tú puedes besar a Maris, para aculatar esto yo puedo abrazar a mi mejor amigo para ocultarlo igual ¿Cuál es el problema? - ella no se dejaría vencer, estaba muy enfadada con Draco como para hacer que la cercanía de sus bocas la distrajera.
-La diferencia es que Weasley quiera algo mas contigo y Maris solo nos está ayudando - mintió el chico, pues sabía las verdaderas intenciones de la anterior mencionada, Hermione no sabía los verdaderos sentimientos de la rubia pero no dejaría que Draco ganara en una discusión, no cuando los celos se la estaban comiendo por dentro.
-Malfoy - comenzó la chica a defenderse y el sintió un dolor en el estomago al escuchar su apellido salir de la boca de su amada - tú puedes besar a quien se te dé la gana, así como yo quiero abrazar a quien quiera - suspiró y acortó aún más la distancia entre sus bocas, tanto que sus labios casi se tocaban, el rubio no retrocedió pues esa sensación era mayor que él, además de que si retrocaría le daría la satisfacción a Granger de descubrir que lo tenía temblando - después de todo ¿Quién eres para prohibirme que hacer? ¿Quién soy yo para prohibirte que hacer? - el Slytherin acortó la distancia y la besó, un beso lleno de amor, necesidad, urgencia, pasión, un beso que ambos deseaban, fueron segundos, pero para ellos parecieron minutos incluso horas, se separaron solo para respirar.
-Eres la persona que más he amando en mi vida - dijo en un susurró - no, la única persona que he amado en mi vida - corrigió.
-Te odio, Draco - le dijo ella y cerró los ojos para no verlo, una pequeña lagrima escapo por su mejilla y él la limpio con su pulgar
- ¿Por qué me odias? - preguntó mirándola fijamente.
-Por lo que me haces sentir - y el rubio sonrió para sí - cuando te veo mi corazón se detiene, el mundo no importa, solo tú, siento algo que no debería sentir, algo que nunca he sentido, te odio por hacerme sentir de esa manera... -no pudo continuar pues Draco la volvió a besar, el chico se sentía feliz, ella a su modo le dijo que estaba enamorada igual que él de ella, león y serpiente se despojaron de su orgullo, de sus prejuicios, del mundo, y se fundieron el uno el otro, en besos y caricias, sin necesidad de deshacerse de sus ropas, ellos hicieron el amor.
Slytherin y Gryffindor, rivales desde hace siglos, mucho antes de que ellos nacieran, mucho antes de lo que cualquiera pudiera imaginar, y ahí estaban ellos, dos chicos de casas rivales, amándose como si fueran las únicas personas en el mundo entero, respirando sus aromas que los hipnotizaban, tocando sus pieles, como si hubiera sido la primera piel que tocaron en su vida, después de un tiempo de disfrutar las miles sensaciones que descubrían poco a poco, la castaña se separó de él y lo miro tiernamente.
-Harry y Ron deben de estar preocupados - dijo mirándolo fijamente a los ojos, el rubio se dejo llevar con esos ojos y comenzó a besar el cuello de su chica amada.
-Me importa muy poco lo que sientan ellos - respondió con sus labios sobre la piel bronceada de Hermione.
-Son mis amigos, Draco - dijo reprimiendo un gemido, amaba esa sensación pero Harry y Ron la buscarían por todo el castillo hasta encontrarla
-No saben dónde estamos - el rubio sigo besado su cuello, luego subió a su clavícula hasta llegar a sus labios.
-Ellos lo sabrán - le respondió la castaña entre sus labios acordándose del mapa del merodeador, que su amigo Harry poseía, el cual mostraba todo el castillo menos esa sala,
-No podrán entrar - le retó Malfoy volviendo a besar su cuello, la Gryffindor, enredo sus dedos en el cabello rubio de su amado y disfrutó sus besos y caricias.
-Te quiero, Draco - dijo la castaña antes de rendirse de nuevo en los brazos y besos de el Slytherin.
Un golpe fuerte los hizo sobresaltarse por lo que se incorporaron y acomodaron sus ropas (las cuales aun tenían puestas) en el momento que las puertas de la sala se abrían de par en par.
-Ron, te dije que me dejaras hacerlo a mi - dijo Harry apenas levantando la varita.
- ¿NO TE DAS CUENTA CONQUIEN ESTÁ HERMIONE? - preguntó el pelirrojo enojado, y su coraje se profundizo mas cuando vio a Hermione en brazos de Draco, cubriéndose del ataque.

No todo lo que brilla es oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora