Capitulo 4. El Armario Evanescente

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NARRA HERMIONE.

Después de la pequeña discusión con Ron, me dirigí a la Sala de Menesteres, tenía que saber que tan grave habían sido los daños para reportárselos a Harry, ya que querían mantener el secreto de esta sala oculta en el colegio, llegue al corredor del séptimo piso, me detuve frente al tapiz de Bárnabas el Chiflado, pace tres veces por enfrente, deje mi mente en blanco y pensé "sala de los objetos perdidos", abrí lentamente los ojos y en frente de mi estaba una puerta de tamaño colosal, de madera de roble y un poco chamuscada, camine hacia ella y la abrí lentamente un chirrido impresionante salió de ella, di un grande suspiro y entre a la sala con cuidado y me quede boca abierta, la sala estaba intacta, los montones y montones de cachivaches que miles de estudiantes habían dejado aquí a lo largo de la historia del colegio, recordé la Diadema de Ravenclaw, si Harry no la había logrado destruir Voldemort podía regresar, entonces mire detenidamente a mi alrededor sabía que no la encontraría hoy, la busque durante un buen rato, ya cansada decidí usar el hechizo convocador aunque sabía que no funcionaría.

– ¡ACCIO DIADEMA! – grité y para mi sorpresa esta voló a mis manos, pero no era una diadema si no un simple medio aro medio calcinado, y con su única joya destruida totalmente, di un suspiro de alivio y comencé a caminar con los restos de la Diadema de Ravenclaw en mis manos, creo que el maleficio que hizo el guardaespaldas del hurón debilito la magia de la sala, pero no logro destruirla, ya que solo pocas cosas se veían calcinadas.

NARRADOR

Hermione sigo caminado, cuando frente a ella encontró un armario, el mismo que Malfoy había utilizado para traer a los Mortífagos al colegio hace un año, la castaña camino con cierto temor hacia él y paso sus yemas por el tosco tallado de madera con que estaba hecho el armario, estaba a punto de abrirlo cuando.

–Creí que tantos años enfrentándote a la magia oscura te había enseñado a ser más discreta, Granger – la voz de Draco era irreconocible, tanto que Hermione no quiso darse la vuelta y enfrentarse a él, además que se había quedado estática en su sitio.

– ¿Qué haces aquí Huron? – cuando la pregunta salió de sus labios se dio cuenta de que él no debería estar en Hogwarts, aun no se le permitía la entrada a los Slytherin – ¿no deberías estar en casa cuidando a tu mami?

–Tú no sabes nada Sangre Sucia – Malfoy sintió ganas de estrangularla cuando menciono a su madre, camino hacia ella y Hermione pudo sentir sus pasos hacia sí, se dio vuelta para hacerle frente.

–Vaya, vaya veo que te afecta lo que le paso al Mortífago de tu padre, Malfoy – sin poder controlar sus palabras la castaña le hablo con rencor y cierto sarcasmo, esto hizo enfurecer más al Slytherin que se acercó a ella acorralándola contra el armario

–Cállate Granger no sabes lo que dices, Lucius Malfoy no significa nada para mí – cuando Draco se dio cuenta de que tan acorralada la tenía, sintió un tirón en el estómago, podía olerla como en su sueño, a vainilla, era algo embriagador, Hermione sintió su aliento mezclarse con el suyo y se sonrojo, algo estaba mal, ella no podía ponerse nerviosa de tener a el rubio tan cerca de ella.

–Aléjate Malfoy o no respondo – se animó a hablar y saco su varita lo más rápido que pudo clavándosela en la costilla.

–Me voy porque tengo cosas más importantes que hacer leona – y se alejó de ella, ambos sintieron un frio en el pecho, algo se incendió en el momento que estuvieron tan cerca algo que sería muy difícil de apagar.

NARRA HERMIONE.

–Veía como el idiota de Malfoy entraba al Armario Evanescente cerraba la puerta y me lanzaba una mirada de odio como las que el acostumbra, me dirijo de nuevo a la salida aun temblando de pies a cabeza, estaba segura que en cualquier momento me mataría, estaba tan concentrada pensando en lo que acababa de pasar que no mira cuando Ron venía hacia mí, el también parecía distraído porque chocamos y caímos al suelo, el arriba de mí, me sonroje al tenerlo en esa posición y él me miro con sus hermosos ojos azules, haciéndome olvidar del resto del mundo, me beso en los labios y yo sentí como mi cuerpo se incendiaba, fue un beso largo y despacio, teníamos todo el tiempo del mundo y no había nadie que nos esperara, pero de repente el comenzó a mover más aprisa sus labios, yo me separe de él intentando respirar, él se levantó y me tendió la mano para ayudarme, estaba más rojo que su cabello.

–Siento haberme portado así en el desayuno – me dijo mientras me abrazaba – me comporte como un idiota.

–Sí, Ron lo hiciste – le respondí y le di un pequeño beso en la mejilla

–Entiendo que quieras estar sola con tus padres, prométeme que me escribirás todos los días – me dijo mientras nos ponías en marcha hacia la torre de Gryffindor.

–Prometo que lo hare Ro-Ro – le dije imitando la voz de Lavender, el soltó una sonora carcajada.

– ¿Qué tienes en la mano? – Tomó mi mano suelta y ve la Diadema – está muy fea para que la uses ¿no te parece?

–No seas tonto Ron – le dije dándole un golpecito en el hombro – es para que Kingsley la revise no estoy segura que haya sido destruida, la Sala de Menesteres está intacta el maleficio de Crabbe le afecto muy poco – Ron puso los ojos como plato al escucharme decir eso, me tomo de la mano y corrimos hacia la sala de Gryffindor.

–Creo que Harry debería saber eso – me dijo mientras corríamos.

No todo lo que brilla es oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora