No todo lo que brilla es oro

Capítulo. 30 La Verdad De Maris Lestrange

NARRA DRACO

Caminamos Maris y yo tomados de la mano un largo rato, era una de esos raros momentos en que nuestro horario coincidían y ambos teníamos una hora libre, ninguno de los dos dijo anda, no hacía falta, pues ambos sabíamos que yo no era una buena compañía en este momento, llegamos a la orilla del Lago Negro y nos tumbamos en el pasto en silencio, Maris sacó un libro de su mochila y se puso a hojearlo mientras yo disfrutaba el frio de esa tarde de noviembre, veía concentrado el lago en el que se formaban diferentes ondas a causa del calamar gigante que nadaba cerca de la orilla, de pronto una hermosa lechuza negra con manchas blancas apareció de la nada y se posó frente a Maris, la reconocí enseguida, era de mi madre, ella sonrió alegre y desató el paquete que traía el ave, la lechuza ululo encantada y se echó a volar de nuevo.

Mire a Maris y luego al paquete, me intrigaba saber que le había mandado mi madre y como si hubiera leído mi mente, giró su mirada hacia mí.

– ¿quieres abrirlo tú? – me tendió el paquete y yo negué con la cabeza, ella se encogió de hombros y desgarró el papel con que venía envuelto, era joyero de madera negra, con finas incrustaciones en forma de serpiente de plata, yo había visto ese joyero en algún sitio pero no recordaba con claridad donde, lo abrió con cuidado y dentro había un pequeño sobre verde, y una cajita forrada de terciopelo rojo, que resaltaba en el oscuro interior de la caja negra, Maris me miró confundida y tomó la cajita, la abrió con cuidado y dentro estaba la pequeña sortija de oro blanco con una esmeralda incrustada, Maris la tomó con delicadeza y me miro aún más confundida, creo que pudo ver la misma confusión en mi cara porque la volvió a depositar en la cajita y la cerro.

– ¿quieres leer tú la carta? – me preguntó mientras tomaba el sobre del interior del joyero, negué nuevamente y ella rasgó el sobre, la leyó en silencio y pude ver como su mirada se endurecía conforme más leía la información de la carta, al cabo de unos minutos una lágrima le resbalo por la mejilla, la limpió con el puño del suéter y me tendió el pergamino.

"querida Maris:

Imagine que te gustaría tener esto, el joyero le perteneció a tu madre, es una de las pocas reliquias de la familia Black que quedan, tuve que persuadir a un sinvergüenza que había robado de la mansión Black, cuando Sirus (primo de tu madre y mío murió) espero que te guste y lo conserves con gran cariño.

Dentro esta la sortija que seguramente Draco aún no te ha dado, la recupere de la mano de mi hijo en la visita que les hice la última vez, dudo mucho que se haya dado cuenta que la perdió pues no me ha escrito para informarme, esta joya, como te dije la última vez que nos vimos, también pertenece a la familia, lleva generaciones en la familia Malfoy y es hora de que tú la tengas.

Dile a Draco que no hace falta que haga las cosas "formalmente" pues no me importa, conserva la sortija y llévala puesta, desde ahora oficialmente eres la prometida de mi hijo y no hace falta tanto protocolo.

Dentro de poco te haré llegar alguna información sobre la boda, como recepción, vestido y todo lo que conlleva..."

Mire a Maris sorprendido y ella negó con la cabeza, tomó la cajita de terciopelo y me la tendió

–no hace falta que lo hagas – dijo intentando sonreír pero otra lágrima se le escapo, con la mano que tenía libre acariciaba con cariño el joyero de mi tía Bellatrix, fue cuando recordé que lo había visto en el salón de mi casa el día antes de volver a Hogwarts, no dije nada y tomé la cajita que Maris me tendía, ella inmediatamente volvió su vista al joyero, gire de nuevo mi vista al pergamino y me di cuenta que había algo más escrito.

"P.D. Draco: Hijo, no te preocupes yo me encargare de todo para la boda, solo hace falta poner la fecha.

Espero que estén muy bien, les mando un abrazo, pronto les volveré a escribir.