Capítulo 9

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La señorita Griffin abrió la puerta, pero no era el repartidor de pizzas. Oí el inconfundible sonido de voces femeninas.

—¡Hola! Pasábamos con el coche y...

—¡Aparta, Octavia! ¡Tengo que ir al baño!

Instantes después, empujaron a la señorita Griffin a un lado y sus dos amigas irrumpieron en el apartamento sin que nadie las invitara.

—Mierda —mascullé.

Un momento, ¿acabo de decir «mierda»?

Eso no es en lo que deberías centrarte justo ahora, imbécil.

Miré fugazmente a la señorita Griffin, que seguía sujetando la puerta abierta con expresión contrariada. Por suerte, el objeto de su irritación parecían ser sus dos amigas, que en ese momento estaban estupefactas observándome fijamente como si fuera un fascinante ejemplar de museo.

—¡Joder! —exclamó la chica llamada Octavia, volviéndose hacia la señorita Griffin—. ¿No es esta tu profe de literatura?

No cuando esto salga a la luz. Entonces seré la exprofe de literatura que pide limosna en la calle con un cartel que dice: «Doy clases de literatura contemporánea a cambio de comida». Ay, Dios, voy a morirme de hambre.

La señorita Griffin resopló y cerró la puerta.

—Sí, es Lexa. —Se acercó al sillón donde yo estaba sentada y me miró de frente—. Lexa, recuerdas a Octavia y Raven, ¿verdad? —Yo asentí—. Lo siento —dijo en un hilo de voz tan imperceptible que solo yo pude oírlo.

Se giró hacia sus amigas de nuevo y se sentó en el brazo del sillón, pegada a mí. Experimenté el irrefrenable impulso de rodearla por la cintura mientras nos enfrentábamos al juicio de sus dos amigas, pero me contuve, pues eso no haría sino delatarnos aún más.

—Tengo que hacer pis sin falta —anunció Raven, y salió disparada hacia el baño—. ¡No se os ocurra decir ni mu hasta que vuelva!

Nos quedamos en silencio mientras Octavia no dejaba de sonreírnos.

—Oh, esto es absurdo —dijo finalmente la señorita Griffin, enfurruñada—. ¿Qué hacéis aquí, chicas? Os dije que esta noche me apetecía quedarme tranquila en casa.

—Lo siento —repuso Octavia—. Se nos ocurrió que podíamos ver una peli contigo o algo. No sabíamos que tenías compañía.

Raven salió del baño y no perdió ni un segundo en preguntar a la señorita Griffin qué hacía yo allí.

—Estamos pasando el rato —respondió parcamente.

—Ja —dijo Raven, calibrándome—. La verdad es no te pega mucho. Está buena, claro, pero no es lo que esperaba.

¡Hola, estoy sentada justo aquí!

—Perdona la intromisión —añadió.

—No pasa nada —dijo la señorita Griffin, y ladeó la cabeza para estirar los músculos del cuello.

¿Está estresada?

Sin poder contenerme, levanté la mano y le atusé la melena. Octavia reparó en ello y sonrió. Aparté la mirada y bajé la mano, pero intuí que seguía con los ojos clavados en mí.

¿Por qué habré hecho eso?

—Mirad, chicas, esto no puede salir de aquí, ¿vale? —dijo la señorita Griffin en tono severo—. Sería una putada para las dos si la gente se enterara de que nos estamos viendo fuera de clase.

Level 1 - Clexa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora