Búsqueda desesperada.

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Fue una bruma extensa, y ese recuerdo pareció marchitarse y marcharse junto al viento.

El aire de la ventana que tocaba mi rostro me despertó de mi profundo trance. No recordaba que me encontraba en el club. Keylin está hablando animadamente con Yumi, y ella ... Está sonriendo como siempre, es extraño, tengo un peso en el pecho al ver su azulado cabello.

—¿Te encuentras bien, Max?—me pregunta con sus enormes ojos azules puestos en mí.

—Sí —me limitó a decir rascado mi nuca.

—¿Qué día es hoy? — pregunté levantándome del sofá.

—LUNES —responde Keylin bostezando —. Ves, Yumi, por eso no debes consumir las hierbas del profesor — Keylin dijo burlonamente, aunque Yumi no pareció entenderla.

—Muy graciosa, Keylin — entrecerré los ojos, mirando toda el aula, se sentía como si faltara algo, el reloj marcaba las cuatro —. ¿Qué pasó con el maestro?

Yumi colocó su mano en mi frente tratando de averiguar si tenía fiebre, a lo que la apartó con brusquedad.

—No tengo fiebre, Yumi.

—Es que estás planteando cuestiones extrañas, Max.

—¿Qué ocurrió?—vuelvo a preguntar de manera más estricta.

—Eres insoportable —refunfuña Keylin —. Descubrimos sustancias lícitas en su escondite, mostramos las pruebas al director, evidentemente despidieron al maestro y la justicia hará lo suyo. Por otra parte, le cambiaron el maestro de historia a Yumi, ahora su nuevo maestro será Fuwi — Keylin termina chasqueando los dedos —. No vuelvas a hacer otra pregunta, estúpido, teñido.

—¿Dónde está la grabación? —indagó ignorando la última oración de Keylin.

—Ya, imbécil, deja tus bromas, Yumi nos va a explicar el próximo misterio —exclama Keylin sacando un pedazo de pan, no se sabe de dónde y metiéndole en su boca con ansiedad.

—¿Eh, Yumi, recuerdas?... La grabadora, ¿dónde está?

Yumi me sonríe como siempre. —Max, no hay grabadora, claro que tomamos evidencias en formato de imágenes. —Yumi me muestra en su celular las imágenes que le tomó al escondite del maestro, allí solo hay plantas y entre otras cosas, se encuentra especialmente solitario.

Es como si hubiera tenido un sueño muy largo.

—Bien, avanza con el próximo misterio, Yumi — suspiro apartando cualquier idea de mi mente.

Yumi se coloca frente al pizarrón, como ya le es costumbre.

—No es un misterio realmente — Yumi alarga la última palabra —. ¡Más bien, es una misión!

—¿Una misión de espías?—habla Keylin.

—Mm, más bien una misión de mensajeros —sonríe a lo que la cara de Keylin cae al suelo.

— Pero primero les contaré la historia del anuario de los clubs — choca su puño en la mesa tratando de hacer sonar una melodía misteriosa, ciertamente esto fue realmente tonto, pero tratándose de Yumi cualquier cosa lo es —. Cada dos años, un club se disuelve por un evento paranormal. El año pasado en el que se cumplieron los dos años fue el club de fotografía — escuchar eso me pone en alerta —. Bueno, a todo eso —vuelve a alargar la última vocal.

Yumi se acerca al gran estante, se alza y toma una caja de considerable tamaño colocándolo frente a nosotros.

—Genial, regalos —exclama Keylin con sarcasmo —. Ahora somos acumuladores, Yumi.

Club de Misterios S.ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora