19. Camino al infierno

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| Coral | marzo | 2022 |

Qué divertido es venir a trabajar de manera presencial.

Y no lo digo de manera sarcástica. En verdad que me gusta desde que encontré el motivo de llegar muy temprano y salir muy tarde cada día laboral.

Debido a que todavía sigue la "moda" del virus sucede que en Mapfre rotamos entre las oficinas según tu hora de llegada. Así que si deseas tener un muy buen sitio con vistas a la ciudad, lo mejor es llegar tempranito. Ciertamente, a mí me da igual esas cosas. Solo me despierto a las 6 a.m. para maquillarme de manera sobria, peinarme y vestirme lo mejor que puedo antes de salir al trabajo a eso de las 7. Jamás me había gustado utilizar tacones, ¡son demasiado incómodos!, pero ya tengo un par extra que me compré el otro día y ¡combinan con todo! Provocan que mis piernas resalten mucho más con mi andar.

No busco ser la estrella reluciente en el trabajo para que todo el mundo fije su mirada sobre mí. Sin embargo, sí quiero continuar atrayendo la atención de esos ojos grises y profundos de Lea. Llegar temprano también implica que pasaré por su oficina para recoger mi laptop que se queda guardada en su gaveta bajo llave. Ya que no hay muchas personas antes de las 9 a.m., tenemos un buen rato para cerrar la puerta de su oficina y disfrutar de nuestras bocas.

El besote que nos dimos la otra noche no quedó regado en el cementerio de los "buenos recuerdos" sino que tanto ella como yo seguíamos con más ganas de experimentar. Su mirada traviesa que encierra una sonrisa envuelta mientras muerde la punta de un lapicero entre sus dientes es demasiada tentación para mí.

Lo que más me gusta es sentarme sobre sus piernas, enrollar mis brazos alrededor de su cuello y chapar su boca contra la mía. Ella se divierte tocándome los pechos por encima de mi ropa -cómo detesto lleva puesto el brasier-, luego baja a delinear mi cintura, palpa la firmeza de mi abdomen y acaba deslizando sus dedos a través del calor de mis piernas.

No hemos pasado de tocarnos muy rico y besarnos todo lo que hemos querido. Lo cual ha sucedido en su oficina como en el estacionamiento -allí, cuando no hay nadie y nos acurrucamos contra las columnas de concreto- y un par de veces dentro de su Audi. Tampoco me ando ilusionando ni un poquito con que Lea sea mi enamorada. Se nota de lejos que ella no busca ningún tipo de relación. Sus juguetonas pupilas lo dicen todo. Para Lea todo es diversión, y estoy aprendiendo de ella mucho más de lo que esperaba.

Maxime tiene razón sobre la soltería: no le tienes que dar explicaciones a nadie. Mucho menos sentirte mal por "traicionar" la confianza de tu pareja. Aunque yo intente engañarme de que Maca pasó por mi vida sin tocarme el corazón.

He perdido la cuenta de todas las noches en las que pienso en ella. ¿Qué estará haciendo? ¿Seguirá recordándome? ¿Debería de olvidar la perrada que me hizo en su cumpleaños? Le doy mil vueltas al porqué de su orgía, pero nada tiene sentido. ¿Tan complicado es que me busque para explicarme qué demonios le pasó por la mente esa noche? Bueno, además de lo drogada que estaba cuando terminó de tener sexo con ese par de chicos.

Me hago daño pensando en ella. Ojalá fuese tan fácil olvidarse de quien sea con solo desearlo. Pero Maca no es cualquier mujer sino la primera que me besó y me hizo sentir tan bonito por dentro que juro haber experimentado esas mariposas en mi estómago aquella semana en la que estuvimos juntas y confesó que yo también le gustaba.

- Umm...

Aprieto los dientes con fuerza a la vez que respiro con dolor. Pronto me dará algo si Lea continúa tocándome por debajo de la falda. Lo único que separa a sus asesinas uñas de mi sexo es la finura de mis bragas de encaje rosa.

Lea sabe que soy virgen. Y no se lo tomó a mal -por así decirlo-, pero sí me contó que su primera vez fue con algún chico en una fiesta. Ni siquiera se acuerda del rostro de ese tipo. Ni mucho menos si lo disfrutó. Según ella no debió ser nada buena su primera vez. "Los mejores momentos son para siempre, Coral" es algo que me ha repetido un par de veces.

María, llena eres de graciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora