38. Persuasión

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| Maca | junio | 2022 |

Luego del largo y divertidísimo día que hemos tenido al visitar las islas Ballestas, practicando sandboarding y disfrutando de las soleadas playas de Paracas, ahora nos tocaba descansar en el balcón del hotel. La noche es cálida y estrellada -no como en Lima donde no se ve ni una sola estrellita en el cielo- sobre nuestras cabezas. Recién caigo en la idea de que este es nuestro primer viaje juntas y está saliendo mucho mejor de lo planeado. Pero lo mejor de todo es que no ando cargando con el secreto asfixiante que tuve desde ayer por la tarde en la garganta.

Coral ya sabe que tengo una invitación para realizar estudios superiores allá en Europa. Y como me lo esperaba, su primera reacción no fue de tristeza o preocupación sino de mucha emoción por mí. Sin embargo, nuestro acuerdo sobre no tocar el tema mientras el cielo esté brillante ya se acabó y ahora está llegando el momento de conversar sobre nuestro futuro.

- Malvadita, ya sé cuáles son tus intenciones.

- ¿Así? ¿Y cuáles serían esas?

Pregunta con falsa inocencia mientras hace sonar la lata de cerveza al abrirla.

- Pues... Me quiere emborrachar para que así sea más fácil prometerte que aceptaré el viaje de estudios a Inglaterra.

- Ahh... Nooo

- ¿Cómo que no...? Ya vamos tres latas seguidas.

Señalé risueña, dejándome invadir por una incontrolable carcajada que me hizo doler las costillas un rato.

- Si quisiera confundir tus pensamientos, para eso prendería la dulce fantasía que nos dio Dani.

- Oye, esa loca -vuelvo a reír-. Pero fresh, si quieres ya sácala de la cartera y nos prendemos.

- Todavía es muy temprano. Además, te quiero en tus cinco sentidos para hablar sobre tu viaje.

Entonces, Coral se endereza y subes ambos pies sobre la silla hasta cruzarlos como si estuviera en una posición de yoga. Sus atrayentes ojos avellana me consumen. No puedo hacer nada más que suspirar y tomarme las cosas en serio por los siguientes minutos. De una u otra manera ya sé cómo terminará esta charla.

Es una oportunidad en un millón. No la puedo desperdiciar.

- Dudo que por tu cabeza haya pasado la sola idea de rechazar la invitación, ¿no? -me interroga con una sonrisita nerviosa-.

Coral ya sabe que cuando no respondo rápido es porque estoy intentando formular una mentira. Así que se me adelanta.

- No me digas que ibas a negarte a estudiar en Europa solo por mí.

- Lo dices como si no fueras "nadie" para mí -contraargumento algo dolida. Maldito alcohol que me pone melancólica-.

- Me refiero a que el amor no te puede detener. Y obvio que no soy experta -sonríe-. Pero el amor es para que crezcas como persona tanto individual como tu pareja.

- Lo sé, pero... Son 18 meses, Coral.

- Pasarán rápido.

- ¿Cómo lo sabes? ¿Qué te asegura aquello?

- Fácil. Yo te estuve esperando por más de 20 años -susurra con una ternura que desentona con esa mirada depredadora- y los he sentido tan efímeros en comparación de cada eterno segundo que vivo a tu lado.

Mis labios reciben el aterrizaje de los suyos en un larguísimo beso que me derrite el corazón. Mis gemidos son ahogados por lo suyos en un infinito océano de sensaciones.

- Eres mala... -siseo cuando despegamos nuestras bocas-.

- ¿Y ahora qué hice?

- ¿Cómo quieres que te deje durante año y medio si me tortura con estos besos?

María, llena eres de graciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora