21. Confesiones de primas

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| Coral | marzo | 2022 |

No sé cómo terminé animándome a decirle que sí. Bueno, en verdad fue un sí, pero no. Un sí a medias o algo así... La cosa es que todavía me puedo tirar hacia atrás si es que la idea no me convence del todo. Aunque dudo que ello suceda. La idea me fascina y seduce a la misma intensidad. Solo debo decirle que sí.

Me encontraba medio sobria y borracha cuando me lo propuso en el matrimonio. Y los días que pasaron solo fortalecieron mis alocadas ganas de decirle que sí. Supongo que mi prima ha tenido mucho que ver en aventurarme hacia esta locura.

Sigo sin creérmelo que en la persona menos esperaba encontrase el desahogo que me hundía de a pocos en mi depresión de siempre.

Definitivamente, asistir a la boda fue un antes y un después en mi vida.

Aquella noche, en medio de un oscuro jardín que apenas era iluminado por una lejana luna llena, Maca había afirmado que ya éramos enamoradas. Entendí de inmediato que ella no es una chica romántica ni nada cercano a ello. Claro que me hubiese gustado oírla pedir que seas enamoradas así como en la tele. Quizá le diría que me esperase unos días o semanas para pensármelo. No, es mentira. Ya nos habíamos dado demasiado tiempo separadas para seguir dándole vueltas a lo inevitable.

Me parecía que todo iba demasiado bien para tratarse de mi vida aquella cálida noche. Nos habíamos besado todo lo que quisimos dentro y fuera de la fiesta, pero nadie de mi familia pareció notarlo. Así que no quise tentar mucho más a la suerte y le pedí a Maca que dejásemos nuestras intensas caricias para después. No se molestó ni nada. Imposible que un rayito de enojo naciera en esa radiante expresión de felicidad.

- ¿Ya saludaste a tu prima? -preguntó cuando caminábamos entre las mesas-.

- Solo cuando pasó a tomarse las fotos.

- Nooo. Si es tu prima. ¿Cómo que todavía no la felicitas? Ven, vamos.

Un escalofrío brotó de mi columna al sentir sus dedos tocarme la muñeca, para pronto fijar sus dedos entrelazados contra los míos. ¿Qué hay de malo que dos amigas se tomen de la mano? Y más en un matrimonio. No lo sé. Estoy un poquito borracha para encontrarle sentido a esto...

- Hey, recién casada. Mira a quién te traje para que te salude -chilló eufórica Maca al ver a mi prima Olivia-.

- Ya me iba a resentir, Coral. Te estaba esperando -farfulló muerta de risa al pararse y darme un fuerte abrazo que respondí de inmediato-.

- Disculpa, ya sabes lo monse y tímida que soy.

- ¡¿Qué hablas, mujer?! Oye, si te vi ahí en la pista vacilándote durante toda la hora loca -decía entre chillidos Olivia mientras me tomaba de los hombros-.

- Y eso que es monse y tímida, ¿no? -comentó Maca rodando los ojos-. Si fuese fiestera, uy, su mamá viviría al borde de la desesperación cada fin de semana.

Eso sí me hizo acompañarlas en las carcajadas.

- Ya en unas semanas debe salir el video oficial de la boda. Ahí estarán las pruebas de lo rico que te divertiste esta noche prima.

- ¡Ay no! ¡Qué roche! -exclamé sonrojada-.

- ¿Por qué te palteas, Coral? Es normalazo vacilarte en un matri. Y lo digo yo que hace una semana conocí a tu prima y terminé invitada.

- Oyeee, siiiií. Imposible fue no invitarla. Sin Maca no hay celebración. Y cuando me contó que te manyaba, pues le dije: ¿te paso la lista de regalos o será sorpresa?

Las tres estallamos en risas por la manera tan escandalosa y sin vergüenza que lo contaba Olivia.

- Eso sí. Ha sido sorpresa mi regalo. Vi la lista y nada me convenció digno de un par de recién casados. Así que fui a la misma tienda, estuve yendo de arriba abajo hasta que dije: ese juego de comedor me lo llevo para Olivia y Leandro.

María, llena eres de graciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora