| Maca | abril | 2022 |
Acabábamos de llegar a la casa. Lo cual solo exaltaba de poco en poco al corazón de mi enamorada. No sé entiendo de qué tanto se preocupa. Solo estamos visitando a mis primos. No es nada del otro mundo. Aunque dada mi familia, quizá cree que todos están igual de locos que Maxime.
- Oye, nena. Si quieres ahorita le llamo a mis primos y les digo que me enfermé justito cuando estábamos saliendo para verlos.
- ¿Y eso por qué lo harías? -preguntó Coral con extrañeza al girar su vista hacia mi lado-.
- Es que estás muy nerviosa. Y lo último que deseo es obligarte a estar en un lugar que te incomode.
- ¿Cómo lo sabes? No he dicho nada.
- Ya llevamos más de un mes de enamoradas. He aprendido de tus gestos, nena. No dejas de morderte el labio inferior con tanta fuerza que ya te has hecho daño, pero ni cuenta te das.
Recién allí fue que dejó libre la piel de su boca que mantenía cautiva entre sus dientes. Coral me miraba curiosa como siempre lo hace cuando "cree que leo su mente". Ya me gustaría tener ese superpoder como Jean Grey o el profesor Xavier. La verdad es que solo me fijo en los detalles de quien me interesa. Y más aún si esa persona es mi guapísima chica de ojos avellana.
- ¿Entonces...? Sin presiones, Coral. Mis primos no se molestarán ni nada.
- No, está bien. Sí quiero conocerlos y que ellos me conozcan. Solo...
- ¿Solo...? Qué dijimos sobre decirnos todo.
Los recuerdos de nuestra primera -y única- pelea como enamoradas vuelven como furiosos caballos que galopan con violenta fuerza en mi memoria. Sé que todo fue por mi maldita culpa. Arruiné nuestra primera noche en la playa que pude haber terminado bajo otras condiciones si no se me escapaba el nombre de Marie. Pero más cobarde e idiota fui al no querer contarle sobre ella. Al menos tuve el autocontrol suficiente para no armar una escena en el bar del club cuando vi a Mademoiselle conversando con Coral de lo más animada.
Mi tía Magda siempre tuvo planeado que yo la viera con Coral en ese lugar. En su maldita mente toda esa escenita fue una especie de "prueba" para mí. Lo deduje a tiempo. Aunque sí estuve tentada a ir de frente a la mesa para alejar a mi Coral de esa víbora. Hasta ahora no entiendo cuáles son las intenciones de Mademoiselle. Lo último que se me ocurriría es que ande celosa. Eso jamás. Ella me dejó muy en claro que nunca signifiqué nada en su vida. Solo fui un juguete para enaltecer a su enfermizo ego. También está claro que no le interesa Coral para ella. Así que solo la está usando para ¿qué?
- Mira. Estamos en la zona residencial más cara de todo San Isidro. Tenemos una enorme casa frente a nosotras y tus primos deben de ser...
- ¿Millonarios? ¿Pitucos? ¿Creídos? Y un sinfín de adjetivos como esos, ¿no? -dije con una sonrisa-. Sí, seguro que sí. ¿Pero cuál es el problema? Ya conociste a mis padres, y también a la excéntrica de Maxime.
- Eso no significa que toda tu familia sea igual de buena gente que ellos.
- Buenooo... Te mentiría si te digo que estás equivocada. Sí tengo familiares bastante payasos que ponen la clase social por encima de todo. Peroooo... mis primos son muy fresh. Tienes que conocerlos para que me creas.
Prefiero no mencionarle a Coral que ya deduje cuál es su verdadera preocupación. A ella no le interesa para nada la clase social y esas tonterías. Lo que la tiene intranquila es que alguno de mis familiares reaccione mal cuando sepa que la espléndida Maca tiene de pareja a una mujer.
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María, llena eres de gracia
RomanceElla es Coral: veinteañera, 130+ de IQ, cristiana -obligada- y embriagada del tedio de tener que vivir otro aburrido día. Esto último era cierto hasta que una tragedia la arrastrará a alterar su vida al lado de la efusiva Maca. Charlar de la iglesia...