CAPÍTULO 6: ABISMO.

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El frío de aquel martes golpeaba mis pómulos, dándoles un pequeño rubor. Era el primero en llegar a clase, estaba evadiendo cualquier contacto, ya no sólo con Aarón, sino con todos los demás. Estaba sentado en la última fila, en la esquina, mirando a la pizarra. Cuando todos entraron en clase, recuerdo como los ojos de él estaban ansiosos, y buscando a alguien, cuando esos ojos se posaron en los míos, y dejaron de buscar más, vi alivio en su cara. Yo miraba como se acercaba más y más, y se sentaba a mi lado.

- Me has asustado- Dijo en tono enfadado.

- ¿Por qué? - Le pregunté intentado no hacer ningún tipo de contacto visual.

- Aún encima lo preguntas. Porque no contestabas mis llamadas ni mensajes y ayer no viniste a clase. ¿Ha ocurrido algo?

Aún encima lo preguntas, pues tú, eso es lo que ha ocurrido.

Pensé.

- Nada, sólo no me sentía bien. - Contesté.

- Oh, menos mal que ya estas mejor.

- Sí.

Todo se quedó en silencio, la gente seguía hablando y voceando, pero para mí, todo estaba callado. Recuerdo ese momento incomodo entre nosotros, como él pretendía hablar sobre aquella llamada, pero, Aarón, por primera vez, tampoco se atrevía.

Cuando el profesor entró, esta vez, sí que se quedó todo callado, cuando una voz suave dijo:

- Deja de evitarme Dani...

Se notaba triste, yo sólo lo miré, y vi sus ojos. Miraban hacia el suelo.

- Por favor. – Añadió mirándome.

AARÓN.

Agarré mis cosas y me senté en otro lugar, noté como Daniel posaba su mirada en mí mientras me alejaba.

Cuando tuvimos esa llamada no me lo tomé como algo malo, simplemente lo tomé como humor, pero el hecho de que no contestase mis llamadas ni mensajes y más aún que no viniese el lunes, me hacía pensar cosas que puede que no fuesen reales. Pero que ya me evitase de esa manera, hacía que mis sospechas fueran aún más reales.

Creo que realmente le gusto.

Pensé. No sabía si era real, pero si se comportaba así era porque estaba aceptando algo que probablemente le costase creer. La posibilidad de que yo le gustase, me asustaba, me daba miedo que esta situación me hiciese dudar de muchas maneras. Pero sólo era mi amigo. ¿No?

Lo único que podía hacer era hablar las cosas.

Y me puse en ello. En la hora del recreo me acerqué a él, después de ver como me evitaba de manera descarada, cogí su brazo y lo empujé para obligarle a mirarme a los ojos. No quería montar una escena y menos que nos observasen hablar de cosas como esas.

- Acompáñame. – Dije.

- ¿A dónde? – Dijo Dani frunciendo el ceño.

- Sólo sígueme, ¿quieres? – Contesté aferrando su brazo.

- No. – Me dijo.

Su cara era decidida, no quería venir conmigo, pero me daba igual, quería que esto se acabase. Le miré con cara enfadada y le tiré del brazo mientras andaba. Él me decía que parase, que no quería venir, la gente empezó a mirarnos.

- Pues sígueme o le cuento a todos sobre la llamada, por favor Dani, ven, no quiero perjudicarte. – Dije en tono bajo.

Daniel se quedó callado, sin decir nada y di por hecho que ya había aceptado. Lo llevé al parque cercano que hay al instituto, allí no había nadie nunca, así que me pareció perfecto. Lo senté en un banco y me puse a su lado. Cuando fui a hablar dijo:

- Manipulación.

- ¿Qué? – Pregunté.

- Era una manipulación... Lo de antes, no me gusta. – Respondió en tono serio.

- Lo siento, sé que lo era, pero no me estabas escuchando y no sabía qué hacer, no volverá a ocurrir. – Respondí arrepentido.

- ¿De qué quieres hablar? – Preguntó sin ningún tipo de interés.

Ah, este comportamiento me está enfadando Dani, para por favor.

- Verás, necesito saber qué pasó realmente, tengo la cabeza hecha un lío...- Dije.

- ¿Y yo? ¿Crees que yo no? - Me cortó antes de poder seguir – No hagas como si sólo te afectara a ti, esto es peor situación para mí que para ti.

No Dani, no juegues esa carta.

- No sé por qué razón dije eso, como si me gustases o algo así. ¿Sabes? Que dudes de mí me hace mal. – Continuó despectivamente.

Para por favor, me estás cabreando.

- Nunca me va a gustar un hombre, y menos tú, no quiero volver a hablar contigo porque... – No pudo acabar su frase.

Yo puse mi mano sobre su boca, no quería seguir escuchando esas cosas. Me miró a los ojos con cara asustada, yo le miré y retiré mi mano. Molesto, me acerqué a él y le besé. Él se apartó. No sabía por qué había hecho eso, sentí mucha vergüenza.
Dani estaba realmente enfadado.
- ¿Por qué lo haces? ¿Por qué me quieres confundir así, qué te he hecho? – Preguntó con ojos llorosos.

- Cállate. – Le respondí sin contestar sus preguntas.

Él me miró a los ojos antes de cerrarlos, para acercase a mí y besarme. Yo no entendía nada, él probablemente tampoco, nadie entendía nada.
Casi podía escuchar los latidos de Daniel. Supongo que lo hice porque me estaba enfadando con él. De todos modos no era la primera vez que me pasaba.

AUNQUE NO LO PAREZCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora