DANIEL.
Nada más acabar, recogí mis cosas, antes de que él me echase. Aunque estaba deseando que me dijese que me quedase un ratito más.
- ¿Tan rápido? - Dijo susurrando mientras me agarraba el brazo.
- ¿El qué? - Pregunté.
- De verdad, que pereza me das. Vete. - Me soltó el brazo y se giró.
Me cabreo mucho este comentario. ¿Yo le daba pereza? Si tanta pereza le daba que poco dudaba en llamarme.
- ¿De verdad te doy pereza? Jaja. - Noté como elevaba la cabeza extrañando, supongo que no se esperaba esa respuesta. - Sí, será mejor que me vaya- Finalicé agarrando mis zapatos para ponérmelos en las escaleras del edificio.
Volvía a bajar las escaleras de un edificio ya no tal desconocido y ya no tan borroso.
Salí de aquel piso, pero no lloraba, Aarón continuaba lanzando frases hirientes, y mostrándome acciones incoherentes y contrarias, pero ya estaba aceptando la situación.
Él solo me quiere para follar.
Realmente esto lo sabía desde el principio, pero tenía la esperanza de que pudiésemos llegar a ser novios o algo así. A eso se le llama soñar, y a mí me hacía daño pensar que en algún momento él me querría, y era duro, porque yo estaba completamente enamorado de él, sin embargo, esto haría las cosas más sencillas para los dos.
Al mirar mi móvil alguien me había escrito, aunque me hizo ilusión pensar que podría haber sido Aarón, decidí antes de mirar imaginar que era más probable que no. Y efectivamente, era la primera vez que acertaba. Era Ale, y antes de poder contestar me llamó.
- Dime. - Le contesté.
- Dani, ven a casa, a la mía, por favor.
- ¿Qué ocurre? - Dije extrañado. - ¿Es grave? - Añadí al no recibir respuesta.
- ...
Un silencio largo fue lo que hizo que yo corriese hacia su casa.
Llamé a su timbre, varias veces, y finalmente abrió.
- Dani... - Dijo con una cara triste.
- ¿Qué ocurre?
Me miraba a los ojos pero no hacía nada.
- Ale, ¿qué pasa? - Me acerque a él y lo agarré de los hombros.
Respiró profundo y me abrazó. Yo estaba muy sorprendido, y tardé unos segundos en reaccionar, pero también lo abracé y comprendí que había ocurrido algo triste, lo notaba, era evidente.
Me soltó y me agarró de la mano, para llevarme a su habitación. Yo estaba completamente ruborizado, me ponía algo nervioso que me agarrase de la mano, pero debía concentrarme, este era un momento serio.
Me sentó en su cama, él movió su silla y se sentó delante mío.
- Dani. - Volvió a repetir. - Dani. - Dijo otra vez.
- Sí Ale, estoy aquí.
- Ha muerto.
Tragué saliva. Sinceramente no sabía que hacer, la muerte de su abuelo no me hacía empatizar, era evidente que se iba a morir, estaba ingresado en Burgos, lo supe desde el principio.
Aunque con su abuelo no, con Alejandro sí supe empatizar. Sabía que se sentía como yo me sentía cuando pensaba en mi padre, supuse.
- Alejandro. Mírame. - Y le agarré la mano. - Sé que estás triste y que probablemente todo haya ido muy rápido, que no te lo esperases. Esta bien llorar Ale, puedes hacerlo si quieres, no te voy a juzgar. - Me puse de pie para abrazarlo. - Lo querías mucho ¿eh? - Dije acariciando su cabeza. - Pero estoy seguro que a tu abuelo le partiría el corazón verte así, y no te pido que no lo estés, puedes estarlo unos días más, pero tú abuelo dentro de un tiempo estaría encantado de que lo velases recordando los bonitos momentos que pasaste con él y que sonrías al saber que antes de enfermase fue feliz, y que lo fue a tu lado.
Yo sabía de sobra que estaba llorando en mi sudadera, por mucho que tratase de ocultarlo. Alcé la mirada y me dispuse a buscar algún pañuelo al alcance. Fallé en mi búsqueda, así que elevé su cara y mientras le limpiaba las lágrimas finalicé mi charla.
- Él ahora está en un lugar mejor, donde ya no está enfermo ni sufriendo, y aunque bien sé que estarías más feliz con él aquí, tienes que saber que lo único que queda ahora es el buen recuerdo que tienes de él, y que te quiso hasta el final. No puedes hacer nada para cambiarlo, hiciste lo que pudiste. - Ya no sabía que más decir, él continuaba mirándome con lágrimas, y yo sentía que no ayudaba, así que, me mantuve en silencio abrazándolo.ღღღ
No sabía cómo ni porque estaba sentado encima de él abrazándolo. Me había quedado dormido. No sabía la hora, tampoco cómo habíamos acabado así.
Estuve unos segundos observándolo dormir. Él me había mostrado su lado vulnerable, y después de un mal momento me abrazó. ¿Me estaba viendo como su mediador?
Me levanté cuidadosamente, y me fui a su cocina a preparar algo para que comiese al despertar. Cuando acabe, cogí una servilleta, ya que no encontré un papel y le escribí: "Lucías muy dormido, así que me daba pena despertarte, si necesitas algo, no dudes en llamarme. Estaré pendiente, Dani"
Dejé la servilleta al lado de su plato y antes de irme, le puse una manta encima.Toda esta situación me había dejado algo aturdido. Y ni siquiera podía pensar con claridad lo sucedido antes de hablar con Alejandro.
Tumbado en la cama de mi habitación empecé a unir pensamientos.
A ver, Aarón no te quiere ni querrá, lo mejor es aprovecharme de la situación y cuando se canse de mí, aceptar que todo desde el principio fue experimentar su sexualidad. Cuanto antes lo aceptes más rápido sanará el dolor.
Y estaba convencido de que eso debía ser lo correcto.
El próximo día en el instituto lo trataras con la misma indiferencia que él.
Realmente en ese momento era bastante inmaduro para darme cuenta de que mi mente y corazón probablemente no lo soportarían y que era mejor dejar la relación. Pero de algún modo tenía la esperanza de que las cosas funcionasen.
No me culpo y a la contra me entiendo, estaba enfadado con él, de cierto modo quería vengarme de manera que me "beneficiase". Pero era inexperto y un chaval que no sabía de lo que iban las relaciones.
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AUNQUE NO LO PAREZCA
RomanceDaniel y Aarón son dos compañeros de clase que a través de un incidente, descubren que quizá no solo son compañeros o amigos, sino algo más. Algo que les llevará a atravesar muchos obstáculos...