DANIEL.
No apareció por clase a despedirse de nadie. Era yo el único que sabía de su ¿huida?
Aunque estuve triste varios días, no se había muerto, se había ido. Y quizá eso era lo mejor para mí, alejarme definitivamente de él.
Traté de convencerme creyendo que la última vez me había demostrado su amor. Pero no era la primera vez que me había dado algo para luego arrebatármelo. Además ni una sola llamada, ni un mísero mensaje. Solo un pequeño gesto habría hecho que yo corriese trás de él e irnos juntos. No sé donde, donde fuese.
Pensé que la pena duraría meses, pero fue sencillo aceptar que se había ido por circunstancias y que nadie tenía la culpa, nadie era responsable. Analizando la situación, supe, otro final habría sido mi perdición. Aarón solo me trajo desgracias, así que: ¿por qué iba a estar llorando por alguien que no lloraría por mí?
Fueron unos meses difíciles, partirme la boca tras caer en el duro cementero de la realidad de aquella situación...
Pero había sufrido tanto que su ida para mí era más un alivio que una carga.
Solo me había acostumbrado a su presencia.
A medida que pasaban los días, dejé de recordarle con tristeza y comencé a recordarle con algo de amor. Finalmente, solo pude odiarle. Cada recuerdo que me traía Aarón ya no era algo feliz y brillante.Dejé de mantener contacto estrecho con él, así que, eso hizo que todos los recuerdos malos, tapados por los "buenos" apareciesen. Mi ceño se fruncía al recordar los momentos vergonzosos que me había traído.
Lo odiaba.
Por él hice cosas que por nadie más habría hecho, y él simplemente las había tirado por tierra. Me la sudaban sus buenos actos entre tanta basura.
Eso había sido una relación tóxica. Algo que no quería volver a repetir, nunca. Ahora solo quedaba mirar hacía mí, y reconstruir mi autoestima. Tenía tiempo para hacerlo.
Total, no iba a volver, por suerte.
Simplemente dejó de importarme si nos volveríamos a encontrar. O qué pasaría si eso ocurriese.
Comencé a centrarme en qué me gustaba y qué no, cuáles eran mis aficiones. Simplemente comencé a ser yo sin miramientos.
Fueron seis meses con bajones, pero sin olvidar mi objetivo.
Acabé el instituto, y comencé bachillerato. Todavía no lo creo, hace meses habría jurado que me iba a una "F.P" de algo sin mucha esperanza de un futuro que me gustase realmente. Quería ser matemático. Yo, que nunca había entendido las mates.
En esos seis meses me refugié en ellas. Supongo que fue un método de intentar encontrar sentido a la vida, y comencé a comprender los números. Y lo gratificante que era hallar la respuesta a una ecuación.
Me apunté a voleibol y empecé a hacer deporte.
Simplemente maduré. Ya no supuse más.
Dejé de admirar las relaciones, y comencé a evitarlas. No tenía ganas para todo ello nuevamente.
Había algunas chicas que me hablaban, pero yo simplemente no contestaba o dejaba en visto cuando se trataba de un chat. No quería, me cerré.
Tenía mi grupo, pero casi no salía. Eventualmente perdí contacto con todos ellos y tenía pocos amigos. Como siempre, pero ahora porque quería. Lo había escogido yo, yo tenía control sobre todo.
Mis traumas mis decisiones. Al fin y al cabo decidí que eso era lo mejor. Me estaba convirtiendo en lo que en un momento odié, pero ya no iba a buscar más culpables, razones o hechos que justificasen nada, simplemente quería centrarme en mí, en honor a todas esas semanas en las que el centro de mi vida tenía de nombre Aarón.
Es cierto que de vez en cuando divagaba. Era la curiosidad del ser humano, ¿qué será de él? ¿estará bien? ¿habrá pensado en mí?
No me culpé por hacerlo, no me lo prohibía, simplemente veía que era lo normal y ya. No darle importancia a cosas que no han de ser sobre pensadas.
En esos seis meses no hubo un solo movimiento de él, ni like a fotos ni nada.
Eso me ayudó en todo, así que por una vez tenía que agradecerle que no hubiese regresado, aunque me doliese el hecho de que él nunca me quisiese.
Con Aarón aprendí a cómo jamás comportarme en una relación con una persona.
En la vida unas veces se gana y otras se aprende. Que si me caigo y me hago sangre, no debo ocultarme la cicatriz que deja después. Debo recordarme por qué caí y por qué me puse en pie.
Siempre me hizo algo de gracia la "responsabilidad afectiva" no le veía un sentido real, pero aunque yo no le viese un significado real no quería decir que desapareciese o que no existiese. Aarón haciendo varias acciones destruía todo tipo de responsabilidad afectiva, como si él no fuese responsable de hacerme daño cuando me humillaba y que por ende me hiciese estar triste.
Éramos dos personas, con sentimientos aparentes. Él no podía tomarme de esa manera y pretender que era lo normal.
De todos modos para mí ese tiempo acabó, y fui capaz de ponerle un punto final. Sin mareos, sin idas con venidas, nada.¿Nunca Ha Estado Mal Estar Enamorado...?
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AUNQUE NO LO PAREZCA
RomanceDaniel y Aarón son dos compañeros de clase que a través de un incidente, descubren que quizá no solo son compañeros o amigos, sino algo más. Algo que les llevará a atravesar muchos obstáculos...