Capítulo 8

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Harry caminaba por la acera hacia su casa, el día estaba nublado, no había ni un rayo de sol asomándose por ninguna de las espesas nubes grisáceas.

Todo parecía triste, de pronto, se encontró con su casa, paro en seco, su casa se veía triste al igual que todas las demás, comenzó a caminar hacia la entrada de su casa.

Tomó el picaporte entre sus manos y lo giró, haciendo que la puerta sediera a su paso.

Todo estaba oscuro, no había ningún color vivo, todo era triste.

Empezó a caminar hacia la escalera, dudando por cada paso que daba.

Decidió no subir, caminó lentamente hacia la cocina, todo parecía estar en su lugar.

Unas cuantas gotas empezaron a caer de el techo llamando la atención de Harry.

En el techo se encontraba una gran mancha roja, -¿Que es esto?- pensó rápidamente, mas gotas empezaron a caer, ahora en sus hombros haciendo que se en suciara la playera que tenia encima.

Agachó la mirada para toparse con las manchas que se encontraban en el blanquecino piso de la cocina.

Se hincó y al instante las gotas caían sobre su ruloso cabello. Sus dedos largos y delgados, tocaron el charco de liquido rojo que estaba en el piso.

El liquido era espeso, algo no esta bien.

Comenzó a caminar con mas prisa hacia la planta alta, pasando rápidamente por las escaleras y por su habitación.

Entró al cuarto de su madre, el que se encontraba igual que siempre, sin una simple imperfección, paso su mirada por toda la habitación, todo parecía normal.

Se acostó el el cómodo colchón hasta alcanzar la comodidad especifica que necesitaba.

Una moneda rodó lentamente de la puerta hacia abajo de la cama de su madre.

Harry ya sabia que su casa tenia una inclinación pequeña pero hacia que todos los objetos redondos terminaran junto a la pared, entonces, la moneda ya no salió, se quedo ahí, como si algo estuviera estorbando a su paso.

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