Hades Miller.

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Había algo... algo que picaba, no sabía si era mi cuello o mejilla, no sé, pero molestaba, o eso quería pensar, porque a pesar de que hacía cosquillas se sentía bien, olía a flores, no sabría decir cuál con exactitud, pero supongo que si llego a verlas y olerlas sabré cuál es.

El aroma era delicado, pero firme, podría jurar que hermoso, incluso con solo olerlo.

Algo se mueve a mi lado, quisiera no abrir los ojos, quisiera quedarme aquí donde me siento tan bien, quisiera sentirme así de pleno todos los días.

—Hades...

Esa voz suave, delicada y casi frágil me llama, no puedo recordar donde la escuche, pero el que mi corazón se acelere me incita a abrirlos con pesadez, quiero ver, tocar y sentir a quién tengo al lado.

Cabello claro, no sabría decir de qué tono, lo conozco o eso creo, ¿Rubio?, ¿Castaño claro? No lo sé, ni lo logro distinguir ya que todo empieza a tornarse borroso. La piel ¿pálida?, ¿Trigueña? Quisiera ver bien en este momento, porque de otra forma ¿cómo sé quién es?

Dulce, huele a dulce pero a flores también.

Estoy acostado, ella de espaldas a mi, quiero tocarla, mis dedos piden tocarla pero no lo logro, de solo acercar la mano parece que se alejase más de mi, ¿por qué? ¿Por qué se aleja de mi? Quédate.

—Hades...

¿Amara? ¿Ella? No... no lo sé, no logro ver si es ella, se voltea, todo está borroso y mi vista empieza a fallar, ¿Qué es esto? ¿Esta es Amara? No logro ver su rostro, no logro ver sus ojos y no logro distinguir su cabello. ¿Qué está pasando?

Sé que está de frente hacía mi, pero mi mano nunca la alcanza, nunca llega a ella, nunca logro mirarla ni enfocarla como tampoco puedo distinguir el tono de su voz, no puedo hablar, no puedo hacer nada, nada.

Quiero ponerme de pie y arrastrarla hacia mi pero no puedo, no puedo ni pensar, ni siquiera puedo existir...

Abro los ojos de golpe, me siento de un tirón en la cama y me llevo una mano al pecho sintiendo el sudor pasar mi camiseta, «¿Qué fue eso? ¿Acaso fue Amara la del sueño?»

Claro que lo era, si no es ella no es nadie, ya lo acepté y me resigne.

Sacudo la cabeza, nunca veo su rostro, en meses que llevo soñando lo mismo, jamás logro alcanzarla, jamás la toco como tampoco hablo.

Quisiera pensar que la tormenta de mi cabeza me tiene nublado el sueño, pero es absurdo.

Todo es absurdo.

Nada tiene sentido, nada.

Luego de ella nada lo tiene.

«Todo se apagó en mí, la tormenta luego de su partida nunca mas me abandono»

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ENVUELTOS EN LA TORMENTA [+18] | SAGA DIOSES #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora