🌷: Capitulo 27.

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Gaby.
Cinco días más después.

—He tenido una idea maravillosa—dijo Jason, con una sonrisa que me heló la sangre.

Se acercó y, sin previo aviso, me agarró por los cabellos, obligándome a levantarme. El dolor era insoportable, pero me mordí los labios para no gritar. No le daría la satisfacción de saber cuánto me estaba haciendo sufrir.

Hace horas me soltó del gancho, ahora estaba congelada, temblando y hecha un pequeño ovillo en el frío suelo desnuda.

—Hoy tendremos un pequeño experimento
—dijo, arrastrándome hacia una esquina de la habitación donde había colocado una mesa con varios objetos que no había notado antes.

Supe que esto no sería nada bueno.

Me ató a una silla, asegurándose de que no pudiera moverme. Luego, comenzó a sacar los objetos de la mesa uno por uno: un cuchillo, un látigo, una botella de agua y una pequeña caja metálica.

—¿Qué piensas hacer? —pregunté, tratando de mantener la calma.

—Te voy a enseñar lo que es el verdadero dolor-respondió, con una frialdad que me dejó sin aliento.

Tomó el cuchillo y lo pasó suavemente por mi piel, sin cortarme, solo dejando una línea roja donde la hoja había tocado.

—Quiero que entiendas que no hay salida, que no hay esperanza—dijo, mientras sus ojos se clavaban en los míos—. Solo yo puedo decidir cuándo termina tu sufrimiento.

Él soltó el cuchillo el cual cayó al suelo en un sonido tosco.

—Tampoco quiero cortar esta perfecta piel—sus dedos acariciaron mis piernas y mis brazos— qué bueno que los golpes se curan.

Se puso de pie delante de mí y mi cabeza dio un giro violento cuando un puñetazo se me clavó en el pómulo.

Luego, me tomó del cabello alzando mi vista hacia el. Me propinó dos golpes más en la cara desorientándome por completo. Esta vez, grité.

El sonido de mi propia voz resonó en la habitación, amplificando el terror y la desesperación.

—Eso es, grita—dijo, con una sonrisa de satisfacción—. Quiero oírte.

Cada golpe, cada palabra de desprecio era una batalla que tenía que ganar. Sabía que tenía que mantenerme fuerte, no podía dejar que él me viera quebrar.

Pero se hacía difícil cada vez más.

Los minutos se hicieron eternos, y mi cuerpo se convirtió en un campo de batalla entre la resistencia y el dolor. mente intentaba desconectarse, buscar refugio en recuerdos felices, en momentos de amor y esperanza.

Pensaba en Hades, en su sonrisa, en su abrazo. Esa era mi ancla.

—¿Valió la pena, Gaby? —susurró Jason, acercándose tanto que podía sentir su aliento en mi piel—. Cambiarme por él mientras me pudrida en prisión.

—Sí—respondí con una voz quebrada pero firme—. Valió cada segundo.

Él me golpeó, furioso. El dolor se expandió por mi mandíbula, y el sabor metálico de la sangre llenó mi boca. Pero no dejé que la oscuridad me consumiera, no podía permitírselo.

Después de lo que pareció una eternidad, Jason se detuvo. Mi cuerpo estaba cubierto de golpes y moretones, cada respiración era una agonía. Pero seguía viva, y mientras tuviera aliento en mis pulmones, no dejaría de luchar.

Me dejó allí, atada a la silla, y salió de la habitación sin una palabra. La puerta se cerró con un golpe sordo, dejándome sola en la oscuridad una vez más.

ENVUELTOS EN LA TORMENTA [+18] | SAGA DIOSES #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora