Cap 14: Plática

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Estábamos preparando las cosas para nuestra partida. Diana y Camilo reían sin parar mientras que guardaban cosas. Se veían felices.

Yo no.

Me enteré que mi madre no nos iba a acompañar, dijo que no volvería ni muerta y bueno, eso me desánimo.

En cambio ayer, Juanse y yo nos dimos un beso, ¡fue chiquito! ¡Casi no fue nada! Aún que... me hizo sentir... bien. (procede a sonrojarse bien linda :3)

En fin, Verónica nos dió un nuevo atajo en cuál llegaríamos al día siguiente si montabamos a caballo. El señor Simon se quedaría aquí para recuperarse, lo único malo, es que no volveríamos a ver.

Resulta que cuando sane se irá nuevamente de viaje, no sabemos a dónde se irá y tampoco quiere decirnos.

El pensar que ya nunca más lo volveré a verlo me hace dudar demasiadas cosas, ~¿Estaremos bien sin él? ¿que pasa si me equivoco? ¿Lo volveré a ver algún día? ¿Lograre superar esto?~ no sé si lo que me preguntó es normal, pero supongo que tarde o temprano mi vida volverá a ser lo ¿mismo?

Agite un poco mi cabeza, debía de dejar de pensar tanto.

—¿Te encuentras bien Bel?— preguntó mi mamá entrando a la casa.

—¿Qué? Ah sí, si, estoy solo que estaba preocupada por si nos faltaba algo— me excuse con lo del equipaje. —¿Porque no vas a ir con nosotros?

Solo hubo un pequeño silencio —Porque no— fue su respuesta— Ustedes estarán bien sin mi Bel, no me necesitan.

—¡Pero claro que sí mamá!— alce la voz un poco y vi que me excedí— Lo siento, lo siento— volví a la normalidad— es que.... yo también te necesito y mucho...

Me acaricio la mejilla en respuesta, se sentía de una manera tranquilizante, casi de igual forma como lo hacía mi mamá Julieta.

—Mira perdí mi rumbo en esa familia, no quiero que te pase a ti— de javú— mejor ve por los caballos, falta poco para que se vayan.

Con eso último nuestra plática se terminó en un abrazo y después me fui por los caballos, mi mamá me dió dinero para comprarlos en el establo así que debía ir por ellos.

Pero algo no estaba bien.

Algo no estaba bien.

~•Camilo•~

Estaba platicando con Diana pero la conversación de mi tía y Mira me interesó un poco más así que preste atención.

No sé cómo fue que se arregló las cosas, solo se que Mirabel no está de acuerdo en algo que le dijo mi Tía. Bien, vamos a investigar.

—Diana, ¿tu sabes porque mi tía no quiere ir con nosotros?— pregunté.

—A profundidad no, solo se que no quiere volver a los malos tratos que le daba Alma, es lo único que se, ¿porque preguntas?

—Es que necesito averiguar algo— me despedí de ella con un leve beso y después me acerque a mi tía.

—¡Hola tía, tía querida!

—¿Qué ocurre cam?

—¿Que sucedió entre Mirabel y tú?

—Ah, con que vas al grano. Escucha solo le dije que no me necesitan para ir de vuelta al encanto.

—Si, tienes razón. Aprendimos todo lo necesario del del señor Simon, pero ¿te detuviste a pensar que tal vez quien te necesita es Mirabel?

No hubo respuesta, o bueno, mejor dicho, no dijo nada, pero me lanzó sal, igual que el tío Bruno.

—Mirabel no me necesita, si pudo vivir 10 años sin mi, creo que puede hacerlo el resto de su vida. Al igual que tú.

—Te equivocas tía— tome su hombro— Mirabel necesita de su madre, así como yo de ella— mi comentario hizo que me pusiera atención— desde chicos siempre hemos sido ella y yo, cuando he tenido problemas ella estaba conmigo y de igual forma al revés. No sabes cómo estuvo cuando se enteró de esa noticia, de que no era hija de mis tíos Julieta y Agustín. La desesperación y tristeza me la arrebato, nos la arrebato a todos, la alegría era ella y sin la alegría, casita no estaba como siempre y la familia simplemente ya no era la misma.

Su rostro se estaba humedeciendo por las lágrimas que recorrían sus mejillas.

—Si Mirabel vuelve a casa pero sin su alegría, entonces, entonces no sirvió de nada este viaje.

—Pero Alma...— susurro mi tía.

—¿La abuela Alma?— pregunté sarcástico— ¿Es que acaso no ves lo que pasa?, la alegría de Mirabel no depende de la amarga y decrépita de la abuela, depende de ti, eres justo lo que Mirabel necesita, solo debes darte cuenta.— su sonrisa me hizo entender que estaba comprendiendo.

—¡Camilo!— se oyó desde abajo.

—Por ti misma, cuando me vaya— y comencé a bajar las escaleras.

—Oye— me hablo— después de que salven el milagro, visítame.

—Después de salvar el milagro, volverás con nosotros.— y con una sonrisa me retire del lugar.

La Madre De Mirabel || Encanto AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora