Cap 15: Vuelta a casa

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Se sabe que Mirabel Madrigal fue la única entre su familia que no tuvo un don de pequeña y que eso cambio hace unos meses, al igual de la creencia de que era hija de los famosos Julieta y Agustín Madrigal.

Pero lo que no se sabe son los problemas que enfrentó día tras día para enorgullecer a su familia; nadie sabe que le ocurría a ese corazón tan noble y tan lastimado que porta la joven de rizos.

Excepto una, su primo gemelo, es por eso que desde niños la protegía y es por eso que incluso pasado el tiempo la protegía de los peligros que la acechaban.

Aunque hoy no pudo....


-Muchas gracias por tu hospitalidad Tía- se despedía Camilo con tristeza de mi mamá, porque bueno, tal vez nunca más la volveríamos a ver.

-No Milo, gracias a ustedes por haber venido. Su visita me lleno de alegría.

Cami entristecido abrazo por última vez a mi madre y con poquitas lágrimas en los ojos se subió a su caballo listo para irnos.

-Gracias Vero. Fuiste una gran amiga, jamás te olvidaré.- ahora el turno de Diana, ella si estaba chillando.

-Querida, no llores. Escucha, ¿recuerdas la luna? ¿que te decía siempre que tenías pesadillas?

-"Dónde está la luna, está la paz, y ahí siempre me encontrarás" - no sabía de qué estaban hablando pero era su conversación, más que nada yo estaba de chismosa. ¡Argh! ¡te pasas dolores! me pegaste lo que no quería.

-Exacto- con esto último se despidió con un beso en la frente y de la misma forma que Cami se subió a su caballo.

Solo faltaba yo.

-Mi niña- mi madre abrió sus brazos para darme un abrazo. Me negué al inicio pero se aproximó logrando su cometido ¿y yo? dejándome llevar- lamento tanto el no poder acompañarlos, pero mi lugar no es allá, es aquí, y siempre me encontrarás justo donde estoy- la mire a los ojos y me despedí con el abrazo más grande y fuerte que pude.

Era difinitivo, nos íbamos a ir sin mi madre.

Me subí a mi yegua y con la mano despedíamos al señor Simon y a mi Madre.

Nuestro viaje inicio con tristeza, ya estábamos un tanto alejados de la casa de mi mamá, por lo menos ya estábamos saliendo del pueblo. Ninguno de los tres decía una palabra, no teníamos ánimos para eso.

-¿Alguien.... tiene hambre?- dijo Camilo cortando el silencio.

Amabas lo vimos un tanto confusas, Cami le dedicó una mirada con mensaje a Diana, no logré comprender que era lo que se decían pero se que se trataba de mi.

-Oh... si claro, yo tengo hambre- dijo Diana siguiéndole la corriente- ¿Tú no tienes hambre Mirabel?- me preguntó.

No le respondí, no tenía ganas. Solo agache mi cabeza y los ignore.

-Bueno... ¿les parece una historia?- comento Diana.

-¿Una historia? ¿De que?- preguntó Cami.

-De amor- contestó Diana.

-Que cursi- dijo viendo hacia otro lado- pero tampoco digo que no la cuentes, digo no es como que me importe pero si quieres decirnosla no le hecharé mal ojo.- estoy cien por ciento segura de que dijo eso con un leve sonrojo de vergüenza.

Nuestra amiga solo se rió un poco pero luego vio el cielo despejado que había encima de nosotros.

Respiro hondo y con un tono de voz tranquilizante empezó a relatar.

-Años atrás, cuando está tierra aún era joven, dos jóvenes que vivían separados por sus pueblos se enamoraron. Ella era una maga y él era un cazador. Los dos se sentían maravillados el uno con el otro y sin falta alguna veían el anochecer a escondidas, dónde el sol y la luna se tocaban.

La Madre De Mirabel || Encanto AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora