●Cap.12●

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Ambos chicos estaba arreglándose y vistiéndose para poder salir a cenar con sus padres. Sparta usaría una camisa de botones blanca y un pantalón de mezclilla de color negro, con tenis blancos con detalles color café camello. Mientras que Raptor vestiría una camisa de botones negra, un pantalón de mezclilla color negro y converse negras. Ambos con sudaderas de sus colores favoritos, es decir, el mayor con una de color azul y el menor con una de color amarillo.

Estaba anocheciendo, el cielo se pintaba de colores amarillos, rojos, azules y violetas, las estrellas comenzaban a salir y la luna tomaba un color blanco brillante. Esa casa tenía un aura muy tranquila de parte de todos los presentes, excepto por cierto chico de diecisiete años, el cual se encontraba asustado y con algunos nervios.

-Sparta, ¿estás bien? Te noto algo alterado.-Dijo el mayor de ambos arreglando su camisa y acercándose por detrás al menor para poder verlo a través de un espejo, mientras el otro se arreglaba el cabello.

-¡Estoy bien..! Es sólo que... Tengo algunos nervios por la cena y por que nos descubran.-Dijo jugando con sus dedos después de arreglarse el cabello por completo. Giró hacia atrás para poder ver a su novio y luego fue hacia a él para abrazarlo cariñosamente en busca de consolación.

-Hey, nos irá bien, es sólo una cena.-Aceptó el abrazo del menor.

-Lo sé, pero estoy que entro en pánico, tío. Me conoces, y sabes muy bien que yo no entro en pánico por casi nada. Esto es malo, no lo sé, me siento frustrado y tengo algo de miedo...-Se separó del abrazo con el mayor.-Y ahora... ¡Si no fuéramos de sueño ligero, que nuestros padres no nos descubrieran a ambos en..! En tu cama después de hacerlo...-Dijo en un tono de voz más bajo.-Hubiera quedado a la suerte.-Dijo con razón.-Gonzalo empiezo a dudar en lo que tenemos y-.-Fue callado por el menor.

-¿Dudas de nuestra relación..?-Dijo Raptor con una expresión de tristeza, esperando una respuesta justificadora del menor.

-Gonzalo... Perdona, no quise decir eso. Los nervios me ganan, tengo muchos pensamientos en la cabeza y ahora no me puedo enfocar en uno solo. Lo siento. Jamás dudaré de nuestra relación, así que cállate y abrázame.

Raptor hizo lo dicho por el menor y mientras se abrazaban con calidez también acariciaban al otro para calmare mutuamente, pues esa pudo haber sido una de sus primeras peleas, y muy fuerte, mientras son pareja.

Y así es como sabemos que Sparta sabe muy bien cómo manipular a Raptor fácilmente. Aunque claro, en diferentes situaciones.

Poco a poco ambos se iban separando pero no dejaban de tener contacto con el abdomen del otro, siguiendo con aquel cálido abrazo. Ambos se miraron a los ojos y se acercaron lentamente al rostro del otro para poder acabar con esa tención que se sentía tan gruesa en el aire al rededor de ellos.

Estaban rozando sus labios entreabiertos, sentían la leve respiración del otro. Pero justo en el momento en el que estaban por besarse de una vez por todas pudieron escuchar a tiempo el sonido de golpes en la puerta de su habitación.

¿Y, qué hicieron? Otra vez entran en pánico, claro. Y el primero en actuar fue Sparta, quien lanzó de una forma algo brusca a su pareja a su propia cama, haciendo que el último rebotara de forma extraña para luego terminar en el piso con un leve dolor en su rostro, pecho y abdomen.

Al oír ese sonido de azotamiento, Claudia, la madre de Sparta quien había ido a avisar a su hijo e hijastro que ya se tenían que ir a aquel restaurante lujoso, entró a la habitación sin siquiera pedir permiso. Al ver que el hijo de su novio se encontraba tirado en el piso entre ambas camas de los chicos le entró cierta confusión.

-¿Gonzalo, que haces en el suelo? Escuché el golpe, ¿qué habéis estado haciendo?

-N-nada mamá, Gonzalo está... Buscando su móvil, que se le a perdido.-Excusó de forma vaga Sparta, con muchos nervios, esperando que su excusa no falle con su madre.

-¿Uh? Pero si está en el buró, no entiendo cómo no podéis haberlo visto, que estáis ciegos. Bueno, chicos, Gonzalo, toma tu móvil ya, nos tenemos que ir a cenar.

-Vale, ya voy.-Dijo algo adolorido por el buen golpe que se metió.

Seguido de la afirmación de su hijastro, Paola se fue en dirección a la planta baja a acompañar a su novio a esperar a sus hijos.

-Lo siento, Raptor, ¿estás bien?-Se acercó al mencionado y lo ayudó a estar de pie correctamente.

-Estoy bien, sólo me duele un poco el puente de la nariz.-Contestó frotando con delicadeza la parte dicha.

-Tranquilo.-Besó esa parte del rostro de su novio.

-¿Sabes? También me duelen un poco lo labios.-Su mirada y sonrisa se hicieron algo pervertidas.

Sparta rió por esa tan original y extraña forma de pedir un beso en los labios. Besó a su contrario por un corto tiempo y luego se separó de él.

-También me lastimé aquí abajo, por si quieres besarme ahí también~-Dijo apuntando hacia sus partes íntimas.

Sparta miró la parte baja de su contrario y sonrió pervertidamente mientras regresaba su mirada a los ojos de su novio.

-Bien... Pero lo haré luego~-Besó los labios del mayor de nuevo.-Vamos.-Lo tomó de la mano y se dirigió a la puerta de la habitación.

-Y tenías miedo de que nos descubrieran.-Rió un poco.

-¿Te quieres quedar sin mamada?-Dijo Sparta en un tono serio, antes de abrir a puerta de la habitación.

-No dije nada.-Dejó escapar una pequeña risita.

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•Hermanastros•: Reescrita, editada y terminándose. [Spartor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora