Federico POV:
—¡NO! ¡ME NIEGO! ¡ESTO ES DENIGRANTE LAUREN! —grité desesperado colocándome tras el sillón, para que mi nueva amiga no me alcanzase.
— ¡Vamos Fede! ¡No es tan malo! ¡ES PARA NICKY! —ella sabía perfectamente que si me decía eso cedería, pero perder mi dignidad no será tan sencillo.
— ¡PERO SOY HOMBRE LAUREN! ¡Tu hermano no usa eso! — reclamé apuntando al rubio con mi dedo índice mientras él sonreía burlón desde un sillón cercano.
— Porque yo soy más listo y me compré esto— dijo apuntando a su asquerosa remera— para no tener que usar eso— dijo apuntando esta vez al pierde-dignidad que Lau tenía en las manos.
La cuestión era que Lauren había comprado gorros de lana. Pero no un gorro de lana cool, no, uno de un panda que supuestamente quería que yo me colocase.
— Pandita ama los pandas, ¡vamos! ¡imaginate su sonrisa al verte con esto!— sobornó haciendo un gesto de ternura con su rostro.
Estaba apunto de ceder, hasta que vi el rostro de Lautaro. Él tenía una mueca de enojo después del comentario de su hermana, y eso fue suficiente para que yo aceptara.
— ¡Esta bien! — dije levantando los brazos en señal de rendición— Dame al panda— Lauren sonrió y me dio el que me correspondía a mí, para después colocarse el de ella. Mientras nosotros dos usábamos esto, Lautaro se había puesto una musculosa blanca con la imagen de una chica en bikini que tenía una cabeza de panda gigante en la cabeza. Era horrible a mi parecer, pero muy en el fondo debía admitir que le quedaba bien.
— ¡BIEN! ¡Estamos listos! Subamos al auto y demosle la sorpresa de su vida a nuestra Pandita Nicky— dijo con obvia emoción Lauren a la vez que agarraba una de las muchas bolsas con comida, confeti, globos y demás cosas para festejarle a Nicole sus 16 a lo grande.
— La corona para Pandi— recordó Lautaro mientras se levantaba del sillón y agarraba otro par de bolsas.
—¡Ah cierto! — dijo nuevamente Lau, rebuscando algo entre las bolsas que aún quedaban en el suelo.
— ¿Qué buscas Lau?— pregunté confundido. ¿De que corona hablaba el rubio?
— ¡Aquí está!—exclamó sacando una hermosa corona de flores de entre las bolsas.
— Hoy ella es la reina, así que compré esa corona para ella— dijo Lautaro explicándome la situación.
¿Reina? ¡Si, pero MI reina! Él no tenía derecho de hablarle así a mi Nicky... ¿o sí?
Mi mandíbula se tensó y mis dientes mordían mis labios para no decir lo que mi mente pensaba. Nuestras miradas se encontraron y si matar con la mirada fuese posible, ese tipo necesitaría urgente las esferas del dragón de DragonBall Z para resucitar.
—Bueno— interrumpió Lau— ¿Y si mejor terminamos esta guerra de miradas entre ambos y subimos al auto?
Ninguno respondió pero ambos obedecimos.
Dejamos todas las bolsas en el baúl del auto de Lautaro y nos subimos dentro de él. Yo los fui guiando a través de las calles hasta que estuvimos a una cuadra de la casa de Nicky y fue ahí donde les dije que nos detuviéramos. No sé la razón, pero Lau me había suplicado detenernos una cuadra antes, con seriedad y un poco de preocupación en su rostro.
— Queda a una cuadra su casa Lauren, ¿Por qué querías que me detuviera aca?— pregunté mirándola confuso desde el asiento de atrás.
—Eso lo sabrás cuando Nicole esté lista Fede— susurró sin mirarme— ¿Podrías mandarle un mensaje preguntandole si está sola en casa?— esta vez me miró con ojos suplicantes.
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Enamorado de sus cicatrices.
Ficção Adolescente¿Que pasaría si un chico normal se siente atraído por una chica secretamente acomplejada y rota?