—¿Así que fuiste tu? —pregunto Kara con una expresión seria.
—Estúpido Flyn —musito Jason
—Bueno sea cual sea tu relación con ella tiene que terminar
—Esta vez es diferente
—No, es peor. Ella casi me asesina con la mirada ayer.
—Esta confundida aún
—El confundido eres tú, debes olvidar a Bei, no puedes encontrarla en otras personas
Jason la miró fijamente con asombro y tristeza. Se estaba convenciendo de que no trataba llenar el vacío de Bei con Mía.
—Tal vez tienes razón pero te prometo que esta vez será diferente, ella no morirá, es fuerte
—Bei también lo era y aún así terminó así
—Solo te pido unos días, yo mismo la estoy entrenando. Todo saldrá bien.
—No Jason, todo ya empezó mal
Mientras tanto Mía estaba siendo dada de alta. Alan estaba ahí para ayudarla a volver a su habitación.
—¿Y Martin? —pregunto Mía
—No lo he visto desde ayer —respondió Alan ayudándola a pararse.
Al llegar al cuarto Alan la recostó en su cama y le pasó una manta para que se duerma y descanse.
—Bien...—dijo Alan timido—hoy quede con unos amigos, así que me iré..ahora
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Mía rió levemente, él le recordaba tanto a ella. A pesar de todo este caos lo único que deseaba era que toda su familia estuviera bien. Eso le recordó recordó objetivo inicial y cuanto se había separado de el.
《Debo terminar esto, no, no puedo, iré por mis padres y volveré aquí para estar junto a Jason, eso... eso es lo que quiero. 》, pensó Mía.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la puerta de su habitación siendo tocada abruptamente lo que la hizo levantarse enseguida. Martin entró inmediatamente, estaba jadeante y parecía haber visto un fantasma.
—Lo descubrí —dijo con la respiración entrecortada—Mía descubrí porque nos tienen aquí.
Estas palabras asombraron a Mia, no entendía nada pero su corazón latía rápidamente y deseaba que no fuera nada malo.
Martin la guió por los pasillos. Hasta llegar a un área restringida.
—¿Qué haces? Ahí dice claramente que no podemos pasar —dijo Mía.
—Mía no molestes y entra. Mira con tus propios ojos la razón por la cual nos mantienen con vida —dijo Martin sin paciencia
Mía se asombro. Martin nunca la había tratado así pero la situación parecía muy seria así que decidió entrar. Detrás de aquella puerta había una puerta más pero esta pedía un código, el cual Martin puso.