"Lluvia"

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Las mañanas frías en Mondstadt eran poco usuales, raras por así decirlo, pero no imposibles, en especial en este momento del año. Normalmente la ciudad siempre tenía un clima perfecto, ni muy nublado ni muy soleado, lo ideal. Pero hoy era diferente, hoy había lluvia y frío.

Las sabanas gruesas del cenizo lo cubrían hasta la cabeza a excepción de su cara y parte de su pelo para abrigarlo manteniendo algo de frescura, el balance perfecto para despertarse por cuenta propia en lugar de hacerlo por circunstancias externas. Se estiró quedando sentado en la cama, con su mirada fija en una zapatilla que estaba por ahí.

Últimamente estaba teniendo sueños extraños; creados por una mezcla de circunstancias fuera de su control. Pero no podía culpar a su mente por hacerlo ver esas cosas, de hecho, le sorprendía que estas no se transformaran en las pesadillas más horribles, como si no fuera tan malo a pesar de haberlo impactado tanto.

De momento decidió no pensar mucho en eso e irse a desayunar, amaneció con hambre por comer poco el día anterior, además, abajo olía a comida. Aquello le sorprendió un poco, pues eso significaba que sus padres habían regresado y lo esperaban con el desayuno en la mesa.

Con algo de apuro se levantó de su cama para disponerse a arreglarla, pues no le gustaba el desorden.

Salió de su habitación asomándose por el pequeño balcón que daba con la sala, podía escuchar el sonido de los platos al hacer contacto entre ellos, indicando que probablemente había despertado en el momento correcto. Una sonrisita se formó en su rostro, tanto por la alegría de ver a sus padres luego de que se fueran a trabajar por unos días como por no tener que prepararse el desayuno ese día. Bajó las escaleras con cuidando, agarrándose del barandal con las dos manos y mirando cada escalón que pisaba para evitarse accidentes.

Notó que la fogata de su sala estaba encendida luego de meses de estar tomando polvo, jamás se tomó el tiempo de disfrutar el calor tan distinto que estas brindaban, era relajante en un clima como este. Caminó hasta la cocina, algo extrañado por no escuchar la típica platica de adultos ocupados que escuchaba siempre de parte de sus padres, realmente no escuchaba nada que no fuera lo que escucharías al cocinar, no había una voz. Era extraño, pero pronto entendió la razón. No le estaba cocinando su papá, pero sí alguien familiar.

—¿Razor?..

Estaba seguro de que era él, aunque se viera diferente, no era un cambio enorme, simplemente llevaba ropa suya en lugar de sus prendas usuales. Esto le daba una apariencia más cotidiana, parecía un ciudadano de Mondstadt promedio.

Tenía un plato de tortillas de papas cuidadosamente moldeadas para parecer patitas caninas en las manos, este lo llevó hasta la mesa para posteriormente mirarlo, sonriendo un poquito, pero no mucho.

—Buenos días, Bennett pedir tortillas ayer, ¿Verdad? Bueno...Aquí.

Esto se sentía surreal, verlo específicamente a él con su ropa puesta, recibiéndolo justamente con el desayuno que pidió en una mañana fría, con la fogata encendida.

Miró las tortillas y luego lo miró a él, solo para regresar su mirada a la comida una vez más y por último, volver a mirar al albino. ¿Por qué esto le gustaba tanto?

—Muchas gracias, Razor.

Se sentó en la mesa, tomó una tortilla y se la llevó a la boca para darle una mordida.

Estaba deliciosa, tanto que quería llorar. Mientras tanto, Razor solo estaba sentado al otro lado, bebiendo lo que parecía ser té desde una taza, la suya, por cierto. Sí, esto en serio le estaba gustando, a pesar de estarlo viviendo en carne propia, todavía se sentía irreal a despertarse con un desayuno delicioso hecho por el chico misterioso que conoció en el bosque el otro día.

Lobos de favonius |Bennett & Razor|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora