Capítulo 4: Investigación

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Narrador

Desafortunadamente el cazador terminó muriendo, a Kogoro se le pasó la borrachera de golpe... Esto era un caso que debía tomarse muy en serio. Les explicó detalladamente lo que "él" había encontrado, convirtiéndolo oficialmente para todos en un caso de homicidio.

Mientras que Sherlock y Watson investigan en la tienda de buceo, encontrándose con unas huellas.

—Hey, Shiho… —la llamó con una gran sonrisa.

—¡Cállate! —gruñó la niña, sacando su móvil para empezar a tomar fotos de la escena del crimen.

—Por eso te amo. —comentó tiernamente.

—Aja si. —murmuró con su sarcasmo habitual, sin darle mucha importancia a las palabras del oji-azul.

El chico aprovechó su guardia baja para darle un beso en la mejilla e irse corriendo adentro sin esperar una reacción de parte de ella. Para su desgracia no vi sus mejillas rojas. 

Empezando el interrogatorio con la encargada.

—Ne, onee-san. —la llamó al verla limpiando.

—¿Si? —le respondió.

—¿Había alguien trabajando aquí anoche? —preguntó tal como el niño pequeño que es.

—Ara, ¿estás jugando al detective? —preguntó curiosa, Shinichi solo rió nervioso. —Yo me alojé detrás de la tienda y Kimiko se quedó en un apartamento cerca del puerto. Entonces, no queda nadie de noche aquí.

—Ya veo.

—Como no hay ladrones en la isla no cerramos con seguro la puerta. —respondió antes de mirar a las recién llegadas. —Kimiko, ¿tú cerraste la tienda anoche? 

—Si, ¿por qué? —respondió extrañada la mujer, a sus lados, Sonoko y Ran.

—Este pequeño detective me preguntó algunas cosas. —comentó la encargada.

—¡Ya veo! Estás averiguando quién pudo haber hecho algo a los trajes anoche. —habló divertida Kimiko, a su lado Sonoko lo miraba con diversión, mientras que al otro lado Ran mantenía una sonrisa amable.

—Si. —respondió este sin darle importancia a las miradas que le daban.

—Cerré la puerta anoche y la abrí esta mañana también, pero no le ponemos seguro. Entonces cualquiera puede entrar. —le dijo Kimiko.

—Ya veo. —murmuró el niño.

—¡Conan! Ya ter… —no terminó de hablar Ai, al ver a esas jóvenes conocidas por ella, una con una expresión de picardía y la otra de ternura.

—Ehh, yo… me devuelvo. —comentó antes de dar marcha atrás.

—Ooh, pero estaban los dos juntitos. —dijo en un tono claro de burla Sonoko.

—¡Haibara, espérame! —exclamó el detective corriendo afuera.

Ambos mantuvieron silencio mientras iban en las bicicletas, cuando divisaron la vivienda donde se hospedaban la científica decidió hablar.

—¿Y? ¿Qué encontraste? —preguntó bajando de la bicicleta una vez la estacionó.

—Nada, nada aún. —respondió dando un suspiró, imitando la acción de la niña.

—Estoy segura de que encontrarás algo. —comentó Ai tratando de subirle el ánimo.

El niño soltó un suspiró nasal antes de acercarse a la científica, estaban por abrazarse cuando escucharon sus pines pintar.

Jolly RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora