II

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Asia Edevane

Siempre he sido una niña consentida de casa.

Los hombres de mi familia siempre se han encargado de mimarnos a mis hermanas y a mí al punto de convertirnos, en ocasiones, en unas caprichosas.

A diferencia de Candace y Blair, yo soy solo caprichosa con ellos; y una muestra de eso es el ver justo ahora a Cody llevar más de siete bolsas en sus manos de las compras de ropa que acabo de realizar mientras yo camino delante de él sin llevar nada más que mi bandolero.

—Quiero hacerme manicure y pedicure, ya lo necesito.— le comento.

—Ve, llevaré esto al auto y vuelvo.— dijo, y después de dejarme dentro de la peluquería del centro comercial, se fue.

Me permiti relajarme mientras las trabajadoras del lugar se encargaban de mí. Cody volvió minutos después y se encontraba hablando por teléfono fuera del local.

—¿Que color desea está vez?— dice la manicurista. Mire la paleta de opciones.

—Hoy iré por lo sencillo. Solo hazme un diseño francés.

Culminó con mis manos y mientras me hacía los pies, me dedique a comer las galletas de avena que me sirvieron junto a la taza de té.

Al terminar, pague, y muy satisfecha con el resultado salí del lugar para encontrar a Cody que ya se encontraba tomándose una malteada.

Fuimos directo a casa y entre en mi habitación. Sonreí al ver a mi gato acostado en su pequeña cama... Ayer no ví en todo el día a Sir. Fluffy.

Tenía esa macosta desde que era una niña pequeña y ese nombre lo había escogido junto a mi nana Lia, quien causa que me sobresalté cuando aparece en la puerta de mi baño.

—¡Lia! ¿Cómo pasaste tu día libre?

—Muy bien Sia, estuve con un chico guapísimo— suspiró enamorada. Lia era una señora con el espíritu de una jovencita, y eso es algo que me agrada mucho de ella.

Cada una de mis hermanas tiene una nana, o al menos así es como nos gusta llamarlas, pero la verdad es que fueron contratadas para nada más ni nada menos que atender nuestras necesidades.

El hecho de que ellas existan no quiere decir que nuestra madre no haya representado su título como debe ser, todo lo contrario, mamá siempre se ha encargado de darnos todo el amor y la mejor crianza posible.

—¡Que bueno, Lia!

—¿Que tal el examen que me habías comentado?— y esa pregunta encendió un bombillo en mi cabeza.

Mire la hora en mi celular.

15:20.

¡Tengo examen a las 15:45pm!

Oh Dios.

—¡Lia tengo un examen dentro de nada!— solté desesperandome. Tomé mi cartera y de mi escritorio tomé mi libreta.

—Eres tan despistada a veces, niña.

—Agregare esa debilidad a la matriz foda de mi persona en la que he estado trabajando. —le di un beso en la mejilla.

—¿Que no lo has hecho aún? Esa es tu debilidad más grande Sia.

Me reí y salí corriendo.

—¡Fíjate por dónde vas!— escuché gritar a Candace después de tropezar con ella.

—¡No corras Asia!— está vez hablo mamá.

Sin detenerme salí de la casa y me acerque a la camioneta que esperaba por mi.

Enjoy. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora