VIII

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Asia Edevane.

Miro el reloj colocado encima del pizarrón en el salón de clases, y suspiro.

Escucho con atención a la profesora, quien da las indicaciones de la actividad que realizaremos.

-Asia, bonita. -Said llama mi atención -Aquella chica de allá...-señala con la mirada a una pelinegra con la mirada y de manera discreta- ...Me está coqueteando, yo tú me preocupo.

-¿Por qué debería de preocuparme Said?

-Te quiere quitar lo tuyo ¿Que más razón que esa?

-Tienes razón, ven y siéntate a mi lado para que vea que ya estás casado. -señalo un puesto a mi lado y se sienta.

Lo veo sacar su tablet y cada uno realiza la actividad asignada desde su asiento.

-Esa profesora es bonita. -dice de la nada llamando mi atención.

Lo miro fijo y él me regala una sonrisa pícara.

-Said, a la profesora no. -practicamente le imploro.

-¿No que? Solo dije que es bonita. -se rie.

-Mjum. -fruzo los labios sabiendo bien que igual lo hará.

Terminamos la asignación y luego de que nos calificarán y unos cuentos coqueteos indirectos de mi amigo a la profesora, salimos del salón.

-Te tengo una propuesta. -me dice.

-¿De que trata?

-Tú me besas y yo te hago un hijo.

-¿Que ganó yo ahí?- digo con confusión.

-Un hijo mío, ¿Quien no lo quisiera?

Suelto una carcajada que lo hace fingir indignación.

-Said, ¿Dónde estabas? Te he buscado como loca. -Sara corre con afán hacia nosotros y suelta un beso en mi mejilla en modo de saludo.

-Siempre he estado en el mismo lugar, en tu corazón bonita.

-Idiota.

Sara le empieza a explicar quien sabe que mientras los tres caminamos a la cafetería de la universidad donde nos espera el resto del grupo. Tomo asiento junto a Naya que me lanza la mirada de "Debes de contarme cosas" la cuál finjo no notar a pesar de que mis mejillas rojas deben de delatarme.

Pido un latte de vainilla mientras soy parte de la conversación con todos, y no dejo de escucharlos hasta que la unica silla vacía, irónicamente frente a mí, es corrida y Harry toma asiento en ella.

Siento las manos frías y hago uso de todo mi autocontrol para no mirarlo y seguir enfocada en Carlita quien nos cuenta sobre un concierto del cuál será telonera dentro de poco y nos invita. Ella a pesar de ser hija de quien es, decide empezar desde abajo su propia carrera, y eso es algo que me gusta mucho de ella, lo perseverante, humilde y decidida que es.

Tomo un poco de mi café y noto que las manos me tiemblan levemente, el corazón también me late desesperado.

Que estupidez. Solo fue un beso.

Trago y dejo el vaso nuevamente en la mesa, aún sin voltear a verlo, o ese es el objetivo hasta que con uno de sus pies tropeza el mío por debajo de la mesa, obligandome a darle mi atención.

Lo miro, fingiendo desinterés. Me mira, y me guiña un ojo.

Es mi crush y así tiene que quedarse. Enrollarse con un crush por más satisfactorio que sea nunca trae nada bueno.

Enjoy. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora