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Asia Edevane

El corazón me late con rapidez. Mi respiración se acelera y empiezo a ver un poco borroso... Todo eso sin nombrar las ganas de vomitar que me surgen de la nada.

Los nervios me toman por completo, y me mareo cuando mi cabeza empieza a unir los puntos para concluir con una información completa.

Sebastián...

Andrew Edevane.

Sebastián Pussett.

Es el hijo de los Pussett, el mismo que mi hermano Andrew me presentaría esa noche de la fiesta. Por Dios, estuvo en mi casa y es amigo de mi hermano.

Es más cercano de lo que pensé y esto solo significa cosas malas.

Empiezo entonces a arrepentirme de todo en lo que me metí y de lo lejos que permití que todo esto llegara.

¿Y si ya sabe quién soy?

Me va a delatar con mi hermano.

Estaré en muchos problemas y todo como consecuencia por haber salido de carril. Lo he arruinado todo.

Me levanto de sus piernas cuando cuelga la llamada e intento controlar mi respiración y los latidos desefrenados de mi corazón.

—¿Muñeca? ¿Qué te sucede?

Volteo a verlo e intento sacar una sonrisa que a duras penas me sale.

—Estoy bien.

—No lo estás, estás pálida, dime qué sucede. —se levanta y noto algo de preocupación en su rostro.

Yo solo me reprochó internamente por haber accedido a caer en esta tentación. ¿Que me ha pasado? En mi vida me había sucedido algo como esto, y ahora que lo hago todo se arruina.

Las náuseas vuelven a mi, aún así intento mantenerme de pie, sosteniéndome de la barra que tengo justo al lado.

—Andrew... Andrew Edevane no puede verme. —digo y le doy las espalda cuando siento ganas de llorar. Respiró hondo intentando controlar las lágrimas que se acumulan en mis ojos.

—¿Lo conoces?

—Si. —me limito a decir.

—Por supuesto que no te verá, no te preocupes por eso. 

Tomo la copa de Martini que había dejado sobre la barra y me la tomo de un solo golpe.

—¿Me escondo en tu habitación?— le doy la cara cuando me siento más tranquila.

—Ángel, él no subirá, solo dejara una cuestión con el vigilante. — se acerca a mi y toma mi rostro y deja un beso en mis labios —No permitiré que nadie arruine los momentos que tengo a solas contigo.

Vuelve a dejar otro beso, luego besa mi nariz, mis mejillas y baja hasta mi cuello. A este punto mi cuerpo parece haber olvidado todos los nervios que había sentido anteriormente. 

Empieza a desnudarme mientras deja besos en mi cuello. Me estremezco en sus brazos.

Saca mi chaqueta, mi vestido y mi ropa interior. Solo deja mis medias, las cuales llegan hasta mis muslos.

Acaricia mi piel y sigue besando mis mejillas.  Sus ojos ven con admiración cada parte de mi cuerpo y no se describir el como eso me hace sentir.

No negare que me gusta. El hecho de que me miren como si fuese perfecta ante sus ojos me fascina.

Aunque intente engañarme a mi misma, debo admitir que el follarme a alguien mayor que yo, me encanta. Que me trate como si en verdad fuese una muñeca a la que hay que tratar con mucha delicadeza.

Enjoy. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora