Capítulo 8. Anastasia Steele

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Mi furia arde, ella desafía cada límite, contradiciéndome delante de todos, haciéndome quedar como un imbécil. ¿Ella? ¿No fui yo? ¿La culpa es suya? Lo es. ¿Cómo se atreve a saludar a Taylor y bromear con él?

- ¡Christian! ¡Suéltame! ¿A dónde vamos?

La llevo a la camioneta. Quiero castigarla, enseñarle a obedecer, a no interrumpir ni hablar sin permiso. ¿Qué pretendes, Grey? Te mandará al carajo, no es tu sumisa, no conoce tus reglas, pero estoy furioso. ¿Y qué haré? ¿Cómo la castigaré? Necesito mi cuarto rojo, todo es más simple ahí, pero esto es diferente, no puedo lastimarla así.

- ¿Por qué estás tan molesto conmigo? ¡Detente! No te he hecho nada para que reacciones así, y no permitiré que me trates así frente a todos. No soy de tu propiedad - la suelto - Me gustas mucho, lo hablamos, pero no entiendo qué rayos te pasa.
- Es mi gente, Anastasia. Son mis empleados. No me gustó la broma del mago, y no debes socializar con ellos.
- Uno: me dijiste que el Sr. Taylor era tu amigo, por eso trato de ser amable. No ha sido fácil traer un barco aquí en menos de 24 horas, Christian.
- Es su trabajo, le pago bien por eso.
- La amabilidad nunca estorba, sea o no su trabajo. Dos: parece que no quieres que nadie se me acerque, eres grosero con José, mi mejor amigo. Trato de entender por qué, pero tú mismo me dices que no eres del tipo de relaciones, como les llamas, vainilla. No me permitiste ni estrechar la mano del Sr. Taylor.
- ¡No tienes por qué!
- Soy una persona educada, y el Sr. Taylor merece mi agradecimiento, al igual que tú. Merece que, al menos, escuchemos las complicaciones que seguro tuvo para conseguir el barco.
- ¡No!
- ¿No puedo?
- ¡No!
- A eso se le llama atención.
- ¡No!
- ¿No? No te voy a decir cómo tratar a tus empleados, no soy quien. Pero déjame, al menos, pedirle su nombre como agradecimiento, para los créditos de esto, o dímelo tú.
- ¿Tanto te interesa John?
- ¡Christian, el Sr. Taylor!
- ¡El Sr. Taylor! ¡El Sr. Taylor! ¡El Sr. Taylor! - grito. Soy el jefe y el mago, Anastacia. Soy quien mueve todo esto. Él solo hace el trabajo, por lo cual le pago muy bien. Me pongo frente a ella, la he asustado. Levanta su cara, y me ve como nunca antes. Me tiene miedo, sus ojos se nublan, y sé que soy un cretino.
- ¡Lo sé! Y te agradezco, pero no puedo permitir esto, no puedes tratarme así.
- ¿A dónde vas? - evita que la toque.
- ¡Mira, Christian! Si esto no fuera tan importante para la conservación de una especie y proteger su ecosistema, te pediría que te fueras.
- ¿Qué? ¡Te traje un barco!
- ¡Gracias! Pero te he permitido tratarme mal frente a mis amigos, tratarlos mal a ellos, ser grosero con Kate, y esto no puede seguir así. Tendré un gran documental, y gran parte es gracias a ti. Créeme que lo recaudado lo usaré para pagarte todo esto; sin embargo, tienes que controlar tu mal genio. Tu actitud no puede seguir así.
- ¿Quieres que me vaya? ¿No me quieres aquí?
- ¡No! No quiero que te vayas, eso ya te lo dije. Pero esta discusión ni siquiera tiene sentido, Christian. Yo solo quería ser amable con él.
- ¡Dale con Taylor! Le pediré que se largue.
- ¡Christian! ¿Por qué estás enojado con él? Solo nos ha ayudado. ¿Por qué estás enojado conmigo? - me empuja.
- ¡Defiendes a Taylor y a tu amiguito!
- Y te defiendo a ti. No me hagas darles la razón. Laura sabe que eres un buen chico, pero con Kate y José no te has portado nada bien. Ellos son importantes para mí y solo están preocupados. Yo permito que me beses, que me hagas escenas como esta frente a ellos, y no es correcto. Son mi familia, Christian. Van a cuidarme, pero no quiero darles la razón sobre la forma en que te comportas conmigo.
- ¡Me iré!
- ¿Qué?
- Te dejaré con Taylor.
- ¡No quiero eso! - grita.
- Deseo que todo salga bien - que mierda, no quiero irme.
- ¿Por qué? - sus ojos se nublan.
- Quiero que disfrutes esto y creo que mientras más estoy aquí, eso no pasa.
- ¡Eso no es verdad! - su voz se quiebra.
- No eres conmigo como con el resto. Con ellos te ves relajada, sonriente, y conmigo - ¿Eso es lo que me tiene molesto? Soy yo el maldito imbécil que se lo impide. Realmente he sido un cretino.
- ¡Ellos no me gustan! No pretendo agradarles, tú sí, a ti sí. - no esperaba su respuesta, sus palabras me asfixian tanto como mis sombras.
- No tengo idea por qué estoy aquí, Anastasia. Jamás he querido involucrarme con alguien más allá de una noche. Nunca le he permitido a nadie que se acerque a mí, solo a ti.
- ¿Y eso te molesta?
- ¡Mucho!
- ¿Alguna razón? Me pones muy nerviosa, tus cambios de humor me están volviendo loca. Sé que eres un buen chico, sencillo y normal, como yo, pero en un solo instante ya eres un hombre controlador y sumamente mandón. Sé que tal vez pienses que soy muy poca cosa para intentar algo conmigo. No he terminado ni la universidad y vengo de una familia de clase media, pero entonces sé honesto. No hagas que me enamore de ti, no me trates como lo haces, no me mires como me miras y, sobre todo, no me beses como me besas. Si no estás dispuesto a darte una oportunidad de ver qué pasa entre nosotros, creo entender el porqué, pero no me enamores.

Anastasia SteeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora