Capítulo 9. Casi algo

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Por Anastasia

¡Qué día tan increíble! Después de nuestra charla, nos unimos al grupo y abordamos el barco, un navío de investigación marítima con un submarino. Pero eso no es todo, Christian trajo consigo a un grupo de personas que ahora siguen mis órdenes y las del equipo. Fue abrumador, pero con el apoyo de Kate y Fabián, logramos que José dejará de lado su orgullo y se pusiera a trabajar. La integración ha sido sencilla gracias al talento de todos. Además, la presencia de uno de los mejores ambientalistas y directores de vida submarina en el barco (a quien José admira) ha facilitado las cosas.

Fabián está emocionado con el equipo, y convencí a Kate mencionando que mejoraríamos la calidad de la filmación, y con eso su imagen en la cámara. Sin embargo, sé que ambos tienen un sermón guardado para mí por regresar de la mano con Christian y no querer revelar detalles del tema.

En cuanto a mí, estoy atravesando un torbellino emocional tan intenso como una serie de Netflix, mientras nos embarcamos en esta increíble odisea de investigación. Las emociones de terror, felicidad, asombro, preocupación y agobio se despliegan como escenas de una narrativa llena de giros inesperados. Christian, nuestro protagonista, insiste en que enamorarse no es parte del guión. Sin embargo, su sonrisa actúa como ese imán emocional que ilumina mi corazón, y no puedo evitarlo; me encanta.

Trato de no pensar demasiado en el tema, pero cada vez que respiro profundamente, mi mente se transforma en un episodio lleno de dos preguntas que flotan en el aire: ¿Por qué dice que no es un buen hombre? Y, el enigma más profundo, ¿por qué su cuerpo reacciona como si estuviéramos en una batalla cósmica cada vez que nos rozamos?

No dejo de pensar que mientras nos sumergimos en las profundidades del océano en busca de conocimiento sobre las ballenas, también exploramos las profundidades de nuestras propias emociones. Todos respetan la barrera que Christian ha erigido, ¡incluso yo! Pero, honestamente, ¿quién puede resistirse a enamorarse cuando te miran con esos ojos que podrían ser comparables a las maravillas que descubrimos en este viaje?

- ¡Es tarde! - Su voz, de la nada, me asusta.

- ¡Hola! ¡Me asustaste! - Es tan guapo; ese suéter azul le queda increíble, y su cabello alborotado por el viento de esta linda noche me hace ver que solo es un chico, un guapo chico de ojos grises al que le quedan geniales los jeans.

- ¡Hola! ¿En qué piensas?

- ¡En ti! - Admito, y esa pequeña sonrisita de lado aparece en sus labios - Sin embargo, no me puede seguir quitando mi tiempo, Sr. Grey. Tengo que ir con el capitán, me muero por estrenar esa cosa - señalo el submarino - pero necesito saber sus características; no me gustaría perturbar a mis ballenas.

- ¿Con el capitán?

- ¿Puedes acompañarme? Me da un poco de... no sé, pero nuevamente gracias por todo esto, Christian.

- ¿Un poco de qué?

- Miedo. Debe ser un almirante o algún rango así para ser el responsable de este barquito, y yo una loca chica detrás de un grupo de ballenas.

- ¡Mmm! Creo que el preocupado debe ser él. Fuiste bastante tajante con el sonar del barco. ¿Desactivarlo? ¡Uyy! Ni yo soy tan inflexible.

- ¿Me dices un sarcasmo? ¿Bromeas?

- Yo no bromeo, Anastasia. Tienes el poder. Ese sonido fue desactivado. Un verdadero emblema de la marina, pero perturba a las ballenas de la diligente señorita Steele.

- ¿Eres sarcástico? - Mi sonrisa parte mi cara.

- ¡No! Eso está hecho.

- ¡Christian!

Anastasia SteeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora