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–¡Melish! –gritaba el menor pidiendo auxilio, sus nervios se crisparon, tenía mucho miedo, no quería que lo mataran. Se salió de control, pataleando y gritando.

Bright lo sostenía con fuerza, pues le costó llevarlo en brazos, cuando llegó a su destino lo dejó en la cama, pero Win al sentir que lo soltaron se arrastró rápidamente cayendo boca abajo en el suelo. Bright se lanzó sobre él aprisionado su cuerpo. El menor no dejaba de gritar con agobio.

–¡Win!

El menor detuvo su llanto en sorpresa ¿Había escuchado bien? Pensaba que el pelicafes no podía hablar. Win levantó la cabeza tanto como se le permitía, respirando pausadamente.

– Win– escucho de nuevo. Sus sentidos se calmaron aún sorprendido de oír al pelicafes decir su nombre. Vio un poco a su alrededor y estaba en una habitación diferente, las paredes eran blancas, la luz entraba por todo el lugar.

No estaba en ningún lugar tenebroso, no había cadenas, ni filosos cuchillos.

– No voy a escapar– dijo estando debajo del pelicafe, consciente de que se había precipitado en sus pensamientos, le daría el beneficio de la duda.

Bright se levantó con cuidado sin apartar la mirada del menor, vigilando todo movimiento.

Win observó más con detalle la habitación, un mueble, un espejo y una cama en el centro, lo que llamó su atención fue un cuadro colgado en la pared;  una pareja abrazando a un pequeño, detrás de ellos una mansión en el fondo. Ahora que lo pensaba la mansión se parecía mucho a la que fueron ese día que mató a la mujer de vestido blanco y su acompañante.

Bright lo sacó de sus pensamientos cuando le alcanzó una bolsa de compras. Win recibió la bolsa. La registró encontrándose con algo que lo hizo sonreír. Eran gorros de colores, los que le gustaba coleccionar y que su abuela le compraba para tener un cambio cada día cuando no vestía formal. En conjunto también una mudada.

¿Entonces no le haría daño? solo quería darle accesorios y prendas?

– Gracias– dijo Win tímidamente. El menor empezó a dudar, si este hombre era un monstruo.

–¿Por qué haces esto? ¿Puedo irme?– dijo Win agarrando suplicante el brazo de Bright.

Bright negó con la cabeza, de nuevo le señaló la mudada haciéndole señas para que se vistiera. Win hizo lo que se le señaló, no podía obtener muchas respuestas de alguien que no hablaba más de dos palabras.  Bright salió con Win de la habitación y lo llevó hasta donde estaba Melish.

–Oh te ves muy lindo con gorrito– halago Melish.

Bright se quedó viendo a Melish y pronunció –salir.

–¿Le mostrarás? – preguntó Melish. El pelicafes asintió en respuesta.

– Win, Bright quiere mostrarte algo. Por favor, ten la mente abierta. Y te suplico que no hagas nada precipitado– dijo dejando extrañado a Win. Este solo movió la cabeza en un si.

Bright salió con Win agarrado del brazo, siempre al tanto de que no saliera huyendo. El menor atemorizaba por su vida, esa era la razón de obedecer, aparte tenía la intriga de saber cuáles fueron las razones de Melish para decirle tales palabras.

Volvieron a la gasolinera donde tenia la camioneta y el pelicafes condujo a la misma mansión de ese día, entraron a la gran casa con Bright seguro de hacia dónde iba, Win observaba todo con atención ya que la primera vez no pudo ver a su alrededor, un toque colonial y elegancia hacían presencia en la mansión dejando ver cuadros familiares.

El pelicafes le hizo señas al menor para que lo siguiera, guiando hacia una puerta bajo las escaleras se encontraba un sótano, Win no quería entrar pero el pelicafe ofreció su mano y por primera vez Win no tuvo miedo, el rostro del pelicafe demostraba confianza más allá de la penumbra que mantiene.

Me cambiaste [BrightWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora