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Esa misma mañana después de ducharse y del desayuno, Bright regaba el jardín de Melish junto a Win.

–Bright una mariposa está volando alrededor tuyo– soltó una risita el menor colocandose a la par del pelicafe, viendo a la mariposa revolotear.

Bright frunció el ceño espantando a la mariposa con la mano.

–Le agradas, así como a mí– dijo el menor sonriendo con sus mejillas rojitas, observando al pelicafe.

Bright no pudo resistir a la dulzura del menor atrayéndolo para un beso el cual el menor correspondió rodeándolo con sus brazos.

Disfrutando del momento, no podía creer que este hombre fuera de este modo, jamás se imaginó estar en brazos de alguien que es peligroso, pero a la vez tiene un corazón bueno en el fondo.

Se separaron por falta de aire. Win tenía la mejor sonrisa que no pudo obtener cuando estaba casado.

– Bright, eres mi pareja, te quiero y me quieres. Eso nos hace novios ¿Entiendes?– estableció una relación, de todos modos no quería preguntar si Bright estaba de acuerdo, ya era parte de su vida al decirle que era suyo.

Bright asintió, entendiendo. Anteriormente Melish le había explicado un poco el significado. Aunque no alcanzó explicarle otras cosas.

–Ustedes dos se ven bien juntos– habló una voz sonriente, que hizo separarse a la pareja. Haciendo gruñir a Bright mirando intimidante al abogado que hizo su aparición de la nada.

–¿Necesita algo?– preguntó Win curioso por saber qué hacía el abogado allí.

–Vengo a darles malas noticias– dijo serio– el señor Pit escapó y es altamente peligroso, casi mata a un oficial, también encontramos pruebas de que mató a tu madre y a otras personas que hacían negocios con él.

Win se sorprendió ante la noticia, poniéndose blanco de la preocupación. Mientras Bright no mostraba ninguna expresión.

–Quise avisarles para que tuvieran cuidado, Pit repetía mucho tu nombre– se dirigió al pelicafe.

–¿Lo están buscando?– preguntó el menor.

–Por supuesto, están rastreando todo el pueblo, pero aún no encuentran nada.

–Gracias por avisarnos– dijo Win.

–Me retiro, cualquier cosa tienen mi número– repitió el abogado marchándose.

En la noche, el pelicafe se encontraba inquieto caminando de un lado a otro, sacaba y metía armas filosas del sótano, poniendo de los nervios a Win, el menor decidió parar un poco al pelicafe

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En la noche, el pelicafe se encontraba inquieto caminando de un lado a otro, sacaba y metía armas filosas del sótano, poniendo de los nervios a Win, el menor decidió parar un poco al pelicafe.

– Bright, todo estará bien– dijo tomándolo de los hombros, para que lo escuchara.

El pelicafe negó haciéndose a un lado desapareciendo en el sótano. A Win no le quedó de otra que ir a la habitación y acostarse sin el pelicafe.

Para el menor la cama estaba muy solitaria. Él estaba seguro de que ese señor no los encontraría, estaban lejos como para que se tomará el tiempo en buscarlos huyendo de la policía. Se colocó de medio lado y cerró sus ojos para entregarse al mundo de los sueños.

Sintió el brazo del pelicafe rodearlo, estaba seguro por el olor natural mezclado con el olor a jabón y frescura. Se movió más cerca del pelicafe disfrutando de la cercanía y lo cómodo que se sentía. Pareció que no había pasado mucho tiempo cuando se escuchó la puerta ser derrumbada. Win se levantó abruptamente y Bright lo jalo del brazo para llevarlo debajo de la cama.

–No, espera, no vayas– dijo Win aferrándose a Bright.

Bright negó, presionando para que se metiera debajo de la cama.

–No quiero, por favor. Huyamos– no sabía porque tenía miedo de nuevo, pero algo le decía que el tal Pit era peor que su ex esposo, incluso peor que el pelicafe.

–¡Bright, maldito mudo! ¡Sal de dónde estés!– se escuchó el grito lleno de furia en toda la casa.

–No vayas– susurro Win.

Bright lo tomó de las manos, besando sus nudillos viéndolo a los ojos para transmitirle seguridad y lo que quería hacerle saber. De allí, el menor entendió que el pelicafe quería terminar con su pasado. No podía cambiar lo que Bright ha querido hacer desde hace tiempo.

Esa es la razón de que Bright planeara con Melish buscar a un abogado para quitarle la mansión a Pit, sabía que enfureceria y vendría por él, lo que no contaba es que conocería al menor.

Bright salió de la habitación dejando a Win resguardado, sabría que Pit no cruzaría más allá de la habitación. Lo sacaría de la casa. Aunque su plan anterior era llevarlo al sótano para torturarlo, no quería arriesgar a su novio.

– ¡Aquí estás engendro del demonio!– rabiaba Pit, parado en el umbral de la puerta, llevaba las esposas colgando de una mano al parecer se había logrado zafar una esposa.

–¡¿Cómo te atreves a quitarme la mansión?, me pertenece!, sabes cuánto me costó convencer a la perra de tu madre para que se casará conmigo.

Bright hirvió en cólera cuando mencionó a su madre. Corrió hacia Pit recargando todo su peso  sacándolo de la casa.

El desprevenido Pit no vio venir ese movimiento, por lo que logró desestabilizarlo, pero jamás lo botó al suelo. Pit agarró del cabello a Bright sacudiendo de un lado a otro. Aunque Pit tuviera sus años, el hombre era robusto y más grande que el pelicafe, añadiendo que es un asesino a sangre fría.

Pit aventó al pelicafe hacia un lado haciendo que cayese entre las flores, Bright hizo muecas de dolor, intentó ponerse de pie pero Pit se agachó para sujetarlo del cabello y alzar su cabeza.

– ¡Eres demasiado blando Bright, por eso ese chico sigue contigo, yo no lo hubiera pensado dos veces, hubiera desgarrado su garganta al saber que se querían deshacer de él– remarcó con brutalidad.

El pelicafe gruñó poniéndose rojo de cólera, sus manos agarraron fuerzas su espalda cargo con todo el peso de Pit, sosteniéndose en una rodilla logró levantarse un poco, le dió un codazo en el rostro que lo hicieron soltarse.

Sacó una navaja plateada de debajo del pliegue de los jeans y clavó directo en la costilla lo cual desestabilizó a Pit. Pero a Pit aún le quedaban fuerzas para continuar, sacó la navaja de su costado sorprendiendo al pelicafe, se abalanzó sobre el pelicafe para soltar golpes en el rostro.

Bright no iba a perder tan fácilmente, con las piernas quitó de encima a Pit devolviéndole los golpes una y otra vez, los dos se daban sin haber un ganador o un fin, hasta que Pit empujó al pelicafe sacándole el aire, cayó al suelo sosteniendo su estómago. Pit aprovechó el desliz colocándose a espaldas de Bright pasando las esposas encima de la cabeza para presionar en el cuello del pelicafe.

–Ya me cansé de jueguitos, es hora de terminar contigo– dijo Pit ahorcando, Bright no podía escapar de la presión, casi dándose por vencido. Cada vez perdía la visión.

–¡No lo harás!– se escuchó la voz del menor junto al sonido del desprendimiento de carne.

El menor había llegado con el hacha que el pelicafe siempre cargaba y con lo que lo había salvado la primera vez que se encontraron. La cabeza de Pit rodó a un lado aflojando el agarre en las esposas. Bright tosia y jadeaba tratando de regular su respiración.

Win quitó de encima el cuerpo de Pit, viendo que el pelicafe se recuperará, se puso a su altura viendolo con preocupación. Bright se quedó viendo a los ojos del menor transmitiendo sus pensamientos.

–Lo sé, debí quedarme adentro, pero no quería perderte. Por poco te matan – dijo con lágrimas en los ojos, acariciando el rostro del pelicafe.

Lo tomó en brazos quedándose por un tiempo así sintiendo que su lugar era a lado de Bright y no podía dejar de pensar en él y tampoco quería alejarse.




Me cambiaste [BrightWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora