Capitulo 4

344 28 3
                                    

Cuando faltaban cerca de 3 horas para amanecer Dolores dejo su habitación con
cuidado y se dijirio a la habitación de Mirabel.

— Ya toda tu familia está aquí — Tomo una foto — Bueno no toda faltan algunos pero…

No pudo continuar hablando pues comenzó a llorar desconsoladamente.

10 años atrás

— Jamás voy a aceptar esto — Miro con dolor la tumba de su prima

— Nadie lo hará — Camilo poso la mano sobre su hombro

— Esto no debió haber pasado — Dejaba salir sus lágrimas

Se sentía culpable, no debió hablar sobre el tic de Luisa, no debió decir que Mirabel
encontró la visión, tal vez todo hubiera cambiado.

Poco a poco fue testigo de como su familia se fue, primero su tío Bruno, seguido su
prima Isabela, al siguiente día Luisa, al mes sus tíos Julieta y Agustín.

Cuando Isabela se fue no noto ni un poco triste a Mariano y cuando hablo con el
entendió las razones.

— Yo no quería casarme, bueno no específicamente con ella, lo hacía por mi familia

— ¿Por qué jamás lo dijiste?

— No quería fallarles, pero ahora ya no importa, más bien quiero saber porque Isa
dijo que mi familia pusiera los ojos en ti

— Ammm yo sé que te gusta hablar, proteges a tu madre y orgullosa está, de noche antes de dormir tu poesía sueles escribir y aprovecho el momento por si quisieras pensar en mi

— Dolores te veo

— Yo te escucho

— Veamos como se da esto no forcemos nada

— Me parece bien, después de todo, para nadie la vida será igual

Al pasar un año se casó con Mariano después de un noviazgo de 6 meses. Sus
padres al igual que sus hermanos estuvieron presentes y el resto de su familia se hizo notar alegre atraves de sus cartas.

Al año su hermano se fue y seis meses después sus padres junto con su hermano
menor.

Se quedó sola en la gran casa con Mariano y su abuela; de ella fue la idea de hacer un lugar sagrado el cuarto que fue de Mirabel.

Nunca habían sido las más cercanas pero la adoraba con fuerza y su partida le dolía
demaciado.

Cuando llegó su primer hija, pudo notar los ojos de su prima en ella. Cambio un poco
su actitud tan tranquila y sumisa, para darle paso a alguien fuerte, algo fría e
imponente.

Ella fue la que se hizo cargo del pueblo, pues su abuela decidio darle la batuta, todos seguían confiando totalmente en ellos a pesar de todo. Ella siempre pensó que ese lugar le correspondía a Mirabel, sentía que jamás iba a poder con todo. La vida
cambio en un abrir y cerrar de ojos para todos.

— Es demaciado para mí

— No estás sola, yo te amo y estoy contigo

— Este lugar era para Mirabel ella sin duda sería una gran líder

— Se que amaría liderar la pueblo con sus ideales, pero piensa que está descansando tranquila

— Espero que ella me de toda las fuerzas que necesito

— Ya verás que si — Mariano la beso tiernamente

— Ya verás que si — Mariano la beso tiernamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El día que la magia se perdió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora