El día que la magia se perdió

Capitulo 7

Alma camino hasta el lugar sagrado.

— Miraboo, Pedro denme fuerzas para arreglar esto se los ruego

10 años atrás

— Fue mi culpa, jamás debí marcar diferencia, esto es mi castigo — Alma por fin dejaba salir algunas lágrimas

El arrepentimiento jamás la iba a dejar vivir, justo antes de perder a su nieta la culpo de todo aunque realmente no fuera su culpa.

Jamás se iba a perdonar a si misma, el milagro fue regalado para proteger a su
familia y falló.

— Mirabel perdóname, tu jamás fuiste la culpable de nada, yo te fallé le falle a la
familia, tu tenías razón nadie es perfecto, tu en cambio eras una combinación preciosa de todo lo bueno que hay en esta familia, mi corazón jamás va a poder estar en paz porque no sé si en esa otra vida en la que ya estás me puedas perdonar, mi niña, te quiero — Lloro sobre el cajón

Pidió perdón a su familia, a Mirabel, pero no se pudo perdonar nunca. Por toda una
semana fue cada noche a llorar al cementerio.

— Jamás debí de haberte detenido solo escuchado, eras el milagro más hermoso,
sin duda tendrías el puesto de cuidar del milagro, tú lo hubieras echo muy bien, yo
falle de la peor manera y te perdí por egoísta — La noche que Isabela se marchó de quedó toda la noche en el cementerio

— Miraboo, mi niña de ojos alegres y espíritu incansable, te extrañamos tanto, nos haces falta, la familia jamás será la misma, tus dos hermanas se decidieron ir, no pude retenerlas, ya les hice mucho daño, no tengo perdón— Al irse Luisa se dió cuenta de que había roto más que el milagro a la familia

— Te juro que dedicaré cada día del resto de mi vida a rogarte perdón aunque no lo
merezca, porque siento que yo te arranque la vida con mi ignorancia, así sin don eras
perfecta, siempre te esforzaste por encajar con la familia, pero tú eras la pieza vital
sin ti la familia Madrigal no existe — Llevo un gran arreglo floral

— Quisiera haber tenido una advertencia de que te perdería quizá hubiera abierto los ojos, pero es tarde para arrepentirse, aunque cada día de mi vida será así lleno de arrepentimiento, de enojo conmigo, perdóname, te lo ruego, me equivoqué, no debí pero te adoro eras la niña que iluminaba todo, ese brillo se apagó por mi culpa mi amor tú nunca le hiciste daño a la familia estamos rotos y todo es mi culpa, perdóname — Dejo una vela

— No podré sin ti, extraño tu sonrisa, tu forma tan positiva de ver la vida, ya nada
tiene sentido, en cuanto te fuiste mi vida acabo, ya no me queda nada por seguir,
solo te ruego perdonarme, no me cansaré de pedirlo, espero que algún día me permitas arreglar lo que destruí — Llevo una mariposa echa de madera

De ahí en adelante le tocó ver cómo su familia la hacia a un lado y lo comprendió era la principal culpable de todo. Su dolor jamás cesó ahora le quedaba guardar luto por dos personas.

Cuando se casó su nieta pensó que también querría irse como los demás, pero en cambio ella quizo quedarse al notar que Alma empezaba a enfermar.

En la gran casa solo se quedó ella a lado de su nieta y marido.

Su salud comenzó a empeorar así decidió poner a cargo a Dolores sabiendo que lo
haría muy bien, la aconsejo, acompañó, jamás reprochó ninguna de sus decisiones,
se dedicó a escucharla y apoyarla.

Ella lo sentía pronto se iría y necesitaba el perdón de su familia para irse con algo de
paz por eso pidió reunirlos.

Presente

— Voy a hacer lo que debí hacer hace 10 años

Tomo un cuadro de Mirabel y Pedro con mariposas talladas en la madera y puso
camino al cementerio.

Al llegar vio a su familia adornar con amor la tumba de su nieta.

— Mamá si pudiste venir — Pepa la tomo del brazo y la ayudo a poner el cuadro

— Necesito hablar con todos

La familia asintió.

— Perdóneme — Se inco y dejo que sus lágrimas cayeran — Me equivoqué fui una
estúpida al pensar en la perfección, tenía miedo de perder el milagro, mi hogar que
una vez fue arrebatado, no me di cuenta del daño, fue tanto mi egoísmo que olvide
que en primer lugar el milagro fue echo para ustedes, la magia se perdió por mi
culpa, sus dones los perdieron por mi culpa, yo sé que no lo merezco pero necesito que me perdonen, necesito un poco de paz antes de irme

Julieta intento hablar pero Alma no la dejó.

— Yo sé que su perdida jamás se podrá compensar, no me respondan ahora,
díganme mañana, hoy no quiero escucharlos, quiero prepárarme ante cualquier respuesta

Bruno la ayudo a ponerse de pie y se fue a paso lento.

Todos comenzaron a llorar. Al pensar una y otra vez en sus palabras.

Cuando regresaron a su casa comenzó el momento de las explicaciones.

— Perdón pero yo necesito saber — En cuánto Leonardo entro al comedor junto con todos fue el primero en hablar

— ¿Cómo que magia? Tal cosa no existe — Diego miro a su esposa

Habían mandado a todos los niños a jugar al patio.

— No entiendo nada Camilo — Karen estaba ansiosa

— Hace años cuando nacimos mis padres tuvieron que huir de su hogar, mi padre
Pedro se sacrificio para salvarnos, nos otorgaron un milagro a través de una vela,
ese milagro nos dió la casa y nos dejó contruir este pueblo, al pasar los años esa
vela mágica nos otorgó un don — Julieta recordó todo

— ¿De verdad? — Leonardo escuchaba atentamente

— Julieta tenía el don de curar todo mal con su comida, Pepa podía controlar el clima y yo podía ver el futuro — Agachó la cabeza

— ¿Tal cosa es posible? — Diego lo miro con intriga

— Más posible de lo que te puedes imaginar, yo tenía el don de escuchar
absolutamente todo, Camilo mutaba, Antonio podía entender a los animales —
Dolores recordó con amor

— Suena un cuento de hadas — Karen se notaba confundida

— Yo podía hacer florecer cualquier cosa, Luisa tenía súper fuerza, pero Mirabel no
recibió ningún don — Isabela dejo caer algunas lágrimas que limpio rápidamente

— La casa comenzó a presentar grietas producto de un quebranto familiar, la abuela y Mirabel tuvieron una discusión muy fuerte, la casa comenzó a derrumbarse Isabela intento llegar a la vela con su liana pero no pudo, yo intenté correr pero no lo logré, Mirabel llegó a la vela la tomo pero la casa no pudo protegerla de los escombros — Camilo puso las manos sobre la mesa y comenzó a llorar

— Aquel día la perdimos, producto de nuestro egoísmo, pensamos en salvar la vela pero no en ella — Isabela contenía sus lágrimas

— El milagro se rompió por nuestra culpa, perdimos la magia y todo lo que nos daba
pero lo más importante perdimos a nuestra Mirabel — Pepa abrazo a su esposo

— ¿Por qué jamás me dijiste la verdad Isabela? — Diego la miro con seriedad

— ¿Me ibas a creer?

— No lo sé, aún suena increíble, necesito un respiro — Salió del comedor

— Creo que mereciamos la verdad, la confianza es importante en una relación,
siempre Luisa — Leonardo salió siguiendo a Diego

— Hubiera querido saber la verdad, no hubiera dudado de ti nunca Camilo — Karen salió de igual manera

Los 3 se sentían traicionados pues tenían otra versión de los hechos. Los tres
Madrigal habían dicho que Mirabel cayó del techo de la casa después de un mal día
con todos y de ahí la culpa además de la indiferencia que le mostraban.

Julieta y Agustín abrazaron a sus hijas para intentar calmarlas, Pepa y Félix hicieron
lo mismo con Camilo.

Todos esa noche se fueron a dormir de alguna manera hechos un desastre sentimental.