Una antigua historia griega.
Poseedor de una fuerza suprema y de un valor sin parangón, fue bendecido por los Dioses, amado por los mortales y deseado por todas las mujeres e incluso algunos hombres que posaban los ojos en él. No conocía la ley, y no acataba ninguna.
Su habilidad en la batalla, y su intelecto superior rivalizaban con los de Aquiles, Ulises y Heracles. De él se escribió que ni siquiera el poderoso Ares en persona podía derrotarle en la lucha cuerpo a cuerpo.
Y, por si el don del poderoso Dios de la guerra no hubiera sido suficiente, también se decía que la misma Diosa Afrodita le besó la mejilla al nacer, y se aseguró de que su nombre fuese siempre guardado en la memoria de los hombres.
Bendecido por el divino toque de Afrodita, se convirtió en un hombre al que ninguna mujer podía negarle el uso de su cuerpo. Porque llegados al sublime Arte del Amor... no tenía igual. Sus resistencia iba más allá de la de cualquier mero mortal. Sus ardientes y salvajes deseos no podían ser domados. Ni negados.
De cabello castaño y piel blanca, y con ojos de un guerrero, de él se comentaba que su sola presencia era suficiente para satisfacer a las mujeres, y que con un solo roce de su mano les proporcionaba un indecible placer.
Nadie podía resistirse a su encanto.
Y proclive como era provocar celos de otros, consiguió que lo maldijeran.
Una maldición que jamás podría romperse.
Como la del pobre Tántalo, su condena fue eterna: nunca encontraría la satisfacción por más que la buscase; anhelaría las caricias de aquella persona que le invocara, pero tendría que proporcionarle un placer exquisito y supremo.
De luna a luna, yacería junto a una persona y le haría el amor, hasta que fuese obligado a abandonar el mundo.
Pero se ha de ser precavido, porque una vez que se conocen sus caricias, quedan impresas en la memoria. Ninguna otra persona será capaz de dejar a ese alguien plenamente satisfecho. Porque ningún humano mortal puede ser comparado a un hombre de tal apostura. De tal pasión. De una sensualidad tan atrevida.
Cuídate del maldito.
Xiao Zhan.
Sostenlo sobre el pecho y pronuncia su nombre tres veces a medianoche, bajo la luz de la luna llena. Él vendrá a ti y hasta la siguiente luna, su cuerpo estará a tu disposición.
Su único objetivo será complacerte, servirte.
Saborearte.
Entre sus brazos aprenderás el significado de la palabra Paraíso.
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La Maldición de Sean - [ZhanYi]
FanfictionXiao Zhan, un dios griego maldecido para toda la eternidad para servir como esclavo sexual a los mortales. Pero todo cambiara cuando es invocado por Wang Yibo, un sexólogo que acaba de estar en una relación dolorosa. ¿Podrá Yibo romper la maldición...