EPÍLOGO

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[ Un Año Después ]

Zhan abrió la puerta de la habitación del hospital. Junto a su madre y a Xuan Lu, entró sin hacer ruido, ya que no deseaba molestar a Yibo si estaba descansando.

El miedo lo atenazó al verlo tumbado en la cama. Su aspecto era tan pálido y débil que lo aterrorizaba. No podía soportar verlo a sí.

Yibo era su fuerza. Su corazón. Su alma. Todo lo que había de bueno en su vida.

La idea de perderlo le resultaba insoportable.

Yibo abrió los ojos y les sonrió.

— Hola -dijo en un susurro.

— ¡Hola guapo! -le contestó Xuan Lu-. ¿Qué tal estás?

— Exhausto, pero muy bien.

Zhan se inclinó y lo besó.

— ¿Necesitas algo?

— Tengo todo lo que siempre he deseado -le contestó él con el rostro radiante.

Zhan le sonrió.

— Bueno, ¿dónde están mis nietos? -preguntó Afrodita.

— Se los han llevado para pesarlos -contestó Yibo.

Y, como si las hubiesen llamado, las enfermeras entraron en ese instante empujando las cunas. Comprobaron los brazaletes de Yibo y los de los bebés y salieron en silencio.

Zhan se apartó del lado de Yibo lo justo para coger en brazos a su hijo con mucho cuidado. La alegría lo inundó al acunar al diminuto bebé. Yibo le había dado mucho más de lo que jamás imaginó que tendría. Y mucho más de lo que se merecía.

— Éste es Wang FanXing -dijo mientras lo depositaba en brazos de Afrodita para coger a su hija-. Y ésta es Wang Anne ZhuoXuan -y la colocó sobre el otro brazo de su madre.

Los labios de Afrodita comenzaron a temblar cuando miró a su nieta.

— ¿Le has puesto mi nombre? *

— Los dos quisimos hacerlo -le dijo Yibo.

Las lágrimas brotaron de los ojos de la diosa mientras contemplaba a sus dos nietos.

— ¡Los regalos que tengo para vosotros!

— ¡Mamá! -intervino Zhan con brusquedad-. Por favor, nada de regalos. Tu amor será suficiente.

La diosa se tragó las lágrimas y soltó una carcajada.

— De acuerdo. Pero si cambiáis de opinión, decídmelo.

Yibo observó a Zhan mientras éste acariciaba la cabeza pelona de FanXing. No lo habría creído posible, pero, en ese momento, lo amaba aún más que antes.

Cada uno de los días que habían pasado junto al otro había sido una bendición.

— ¡Ah, por cierto! -exclamó Xuan Lu mientras cogía a ZhouXuan de los brazos de Afrodita-. Fui ayer a la librería y Príapo no estaba. Hace unos días que hubo luna llena. ¿Alguien quiere apostar a que en estos momentos está practicando una sesión de sexo salvaje y desenfrenado con alguien?

Todos se rieron.

Excepto Zhan.

— ¿Te pasa algo? -le preguntó Yibo.

— Supongo que me siento un poco culpable.

— ¿Culpable? -preguntó Xuan Lu con incredulidad-. ¿Por Príapo?

La Maldición de Sean - [ZhanYi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora