CAPITULO 2: VERGUENZA Y LOS PANDAS.

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No, no, no, no, no, no, no - decía Mei mientras corría en dirección a su casa siendo seguida por tai.

Con permiso - decía Tai para despejar el paso y no demorarse más.

¿Que tal Meilin, Tai? - dijo una señora cuando ambos chicos llegaron al templo.

Hola - dijeron ambos chicos al tiempo.

¿Aún jugaremos la revancha señor Gao? - Mei para mover una pieza de ajedrez y luego irse del lugar.

Mei-Mei, al fin llegas - dice una mujer de ropa elegante acercándose a su hija con notoria preocupación en su voz.

Hola ma - dice Mei pero rápidamente es tomada de los cachetes por su madre.

Llegas diez minutos tarde, ¿Que te paso? ¿Estas herida? ¿Tienes hambre? - dijo la mamá de Mei acosando a la pobre niña mientras que su hijo solo veía la interacción, sintiéndose olvidado por su madre por lo que se fue del lugar, directo a su casa- ¿Como estuvo la escuela?

Fue pan comido, échales un ojo - dijo Mei sacando sus exámenes con notas perfectas.

Oh, esa es mi niña estudiosa - dijo la mamá de Mei tomándolos y mirándolos bien - hoy en el cuadro de honor, mañana secretaria general de la ONU, los ancestros se pondrán orgullosos - dijo la mamá de Mei muy orgullosa de su hija y asiendo que la misma Mei se sienta orgullosa de si misma.

Ambos mujeres allí presentes se arrodillaron al pie de la imagen de una mujer y prendieron seis Barillas de incienso siendo tres para cada una.

Sun yee, venerable antepasada, guardiana de los pandas rojos, humildemente te agradecemos por protegernos y guiarnos, en especial a Mei-Mei - rezo la madre de Mei haciendo que está se ponga un poco roja.

Permitiendo seguir sirviendo te y honrando te, a ti y a la comunidad, siempre - dijo mei y en la última palabra ambas hablaron y se dispusieron a salir del lugar de rezo.

¿Lista? - preguntó la mamá de Mei y recibió una afirmación con la cabeza.

A la carga - dijo Mei tomando una escoba igual que su mamá para empezar a limpiar el lugar.

Mientras tanto con Tai.

El había llegado a su casa, dejo la mochila en su cama y se fue a la cocina, a ver qué hacer de comer y tener listos los ingredientes para cuando su papá llegará a casa. Se sentía solo y estaba solo, el único que le prestaba atención de verdad era su padre y eso es porque el también se sintió excluido, Mei siempre estaba con su madre desde que los gemelos nacieron, mientras que al hombre de la casa le tocó cuidar principalmente de su hijo por lo que prácticamente los dos han estado juntos pero solos.

Ya llegue - dijo el papá de Tai abriendo la puerta de la casa.

Hola - dijo Tai desde la cocina - ya te do todo listo para empezar con la cena — dijo Tai caminando a donde estaba su padre.

¿Y como te fue hoy en la escuela? — dijo el chico bajando su cabeza un poco molesto y triste.

¿Otra vez el segundo lugar no? — dijo el hombre poniendo una mano en el hombro de su hijo — no tienes porqué preocuparte, no es necesario que seas el mejor en todo, lo único que importa es que entiendas lo que haces y no ir con un rendimiento bajo — Tai se animó por las palabras de su padre, en sus ojos se veía un destello de felicidad y nostalgia.

Vamos a cocinar de una vez, tengo tanta hambre, que me comería un jamon bre — dijo el chico de camino a la cocina para ponerse su uniforme de un antiguo curso de panadería y repostería y otro de cocina internacional que finalizó hace seis meses.

¡¿LA MALDICIÓN FAMILIAR, EN UN HOMBRE?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora