Dos años desde que escribí por ultima vez, tal vez algo más.
Puede que el que escribe hoy sea otra persona, la misma persona rota de antes pero algo más fuerte. O eso espero al menos.
He pasado por mucho, mi cabeza ha terminado rota y mi corazón en mil pedazos. Pues volvió a pasar. Confié en que estaba bien, confié en que iba a poder y todo fue un desastre.
No es de extrañar, si algo tengo en común con mi yo de antes es la tormenta que nos rodea. Nunca desaparece, solo cesa, se toma un respiro, y luego vuelve con más fuerza.
No quiero hablar de lo que ha pasado durante la pandemia. Quiero hablar de como me siento hoy, o al menos eso intento.
He intentado crecer, sanar, he intentado comprender la oscuridad que tenia en mi interior, controlarla y convivir con ella. Intento vivir en mi desastre, mientras me ahogo en la tormenta, pero aguantando al fin y al cabo. Pues he llegado a la conclusión de que la tormenta es lo único que me mantiene a salvo. Si no se acercaba nadie a mí tampoco podría hacerle daño, tampoco podrían lastimarme ellos a mí.
Pero apareció un alma bondadosa. Supongo que ese alguien con el que conectas, que se ha cruzado en tu vida por algo, porque debía pasar. No me malinterpretéis. Creo que estoy totalmente preparado para abrir un paraguas y dejar a alguien pasar a mi pequeña tormenta, a mi pequeño desastre. Sé que estoy bien, sé que gestiono las cosas de forma diferente y de forma mas sana. Creo que por eso mismo he vuelto a escribir, al fin y al cabo siempre fue mi refugio.
El miedo a entrar otra vez en bucle, a dejarme llevar por las inseguridades, aparece constantemente. Y es que me han hablado de cuerpos delgados, utilizando esa palabra como sinónimo de bonito. ¿Mi cuerpo no es bonito? Creía que sí, me sentía bien con mi cuerpo últimamente. Pero sin saber por qué, entra con esa sonrisa a mi vida, y con su sinceridad surgen de mi millones de dudas. De inseguridades. Pensamientos que me vuelven a desgarrar.
Pues el chico tenia un alma bondadosa, una sonrisa que me enganchaba, pero no iba a ser el único para él. Aparece el miedo a ser sustituido, remplazado, a no ser totalmente valido para él.
Sé que no deberia dejarme llevar por estos pensamientos, está mal. No somos nada y me duele igual. ¿Duele? tal vez no, tal vez sea el sentimiento de siempre el que me vuelve a arrastrar al pozo. Me gusta, me gusta mucho. Pero tal vez en mi paraguas solo hay sitio para mi y mi desastre. Tal vez la tormenta sea la única que me quiera a su lado.