Las cinco y media de la noche.

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A media hora de las 6. Curioso.
Dijiste una vez que ojalá fueras tú la persona que estuviera bajo el paraguas en aquella tormenta. En mi tormenta.
Lo soltaste como si fuera algo inofensivo pero impactó directamente contra mi corazón.
Que estaba pasando? Hacía tiempo que no sentía este nudo en el pecho. Hacía tiempo que no me brillaban los ojos al hablar con un chico.
Hacía bastante tiempo.
Pero vienes con esos ojos achinados, con tu sonrisa pícara, y con tu confianza y cariño terminas matándome. Culpa mía.
Quien me manda a mí a destrozarme otra vez.
Que estaba pensando al compartir tanto tiempo contigo?
POR QUÉ NARICES ME DIJISTE ESE MALDITO TE QUIERO.
Y es que no puedo más. Me confesaste que sentías lo mismo, pero no por mi. No en mi tormenta.
Te creí cuando dijiste que me sacarías de allí.
Te creí como un niño tonto ilusionado.
No. La culpa no es tuya. Al fin y al cabo fui yo quien se encaprichó a sabiendas que eras imposible.
No quiero pensar. No quiero hablarte.
No puedo escucharte.
Solo quiero refugiarme en la lluvia, y esta vez sin paraguas.
Abrazando a mi pequeño desastre, otra vez.

Contigo estaba bien bajo el paraguas
Renací entre tanta ceniza
Iluso yo, me deje llevar
Sintiéndolo mucho me rendí

Diario de un DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora