La sombra

11 0 0
                                    

No puedo mover ni un solo músculo de mi cuerpo.
Estamos tan cerca que mi respiración se acelera.
Y aún así estoy paralizado.
Me confundes, me pierdo cuando tu mirada choca con la mía. Cuando la retiramos al instante.
Y es que me estás volviendo loco. A veces te acercas y me haces sentir seguro. Otras te alejas como si huyeras de mí y me haces sentir perdido.
Luego nos tumbamos mirando el cielo estrellado y tu sonrisa es iluminada por la gibosa creciente de aquella noche. Y ahí vuelvo a caer en tus encantos. Vuelvo a querer estar encadenado a ti.
Cuatro estrellas caen y lo único que puedo desear es que sigas a mi lado, con mi cabeza apoyada en la tuya. Con mi mano temblando rozando tus dedos.
Y se que tu mundo es distinto al mío, y puede que pierda mi cordura cada vez que me aferro a un momento bueno contigo para que luego todo vuelva a cambiar. Y me toca esperar, sentado en el banco a que quieras volver. A que vuelvas a mirarme y a hacer preguntas que esconden otras. Y no se si aguantaré otros cuentos, otros bailes que cuentas mientras mi mente se fragmenta. Me avisaron.
Me dijeron que tuviera cuidado, que un hombre rodeado de sombras me iba a poner el camino bastante difícil, que iba a caer mientras era arrastrado por mis propios impulsos hacia la carta de lucifer. Pero tras una tormenta llegaría la calma, tras una batalla de ambos. Así se cerraba el ciclo de las cartas. Y me aferro a esa calma como si fuera un clavo ardiendo, aunque me queme, aunque termine ahogado, y mi cuerpo sea castigado por mi propia mirada. Y es mejor así, me convierto en tu sombra para asegurarme de que la luna siga iluminando tu sonrisa mientras yo ocupo la oscuridad que te rodea.

Diario de un DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora