Por ti.

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Eres como aquel café amargo al que hay que endulzar. El mismo café que acelera mi corazón, que puede herirme pero a la misma vez me llena de energía.
Eres como aquél café que decido tomarme, asumiendo las consecuencias, queriéndote en cada sorbo, queriéndote en las mañanas, en las tardes y en las noches.
Porque te escogí a ti y por ti sigo aquí.

Diario de un DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora