Prólogo

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En la vida solemos tomar buenas y malas desiciones, es por eso que las personas suelen categorizar a otras de buenas o malas personas.

Pero no siempre es así.

Hay malas decisiones que tienen una buena intención, como hay buenas decisiones que desencadenan malas intenciones.

...

Mis pies aceleran sus pasos, el corazón empieza a bombear más rápido y no puedo evitar mirar hacia atrás cada dos por tres. La negrura de la noche es el ambiente que me rodea, los árboles susurran movidos por el viento que salga de ahí.

La sensación de que alguien me persigue vuelvo a sentirla a la vez que empiezo a correr en busca de la salida. Cuatro patas detrás de mi aparecen persiguiéndome, sintiendo que mi vida depende de un hilo, tropiezo entre ramas en el suelo. Entre la espesa oscuridad sale un lobo que se acerca y cada pisada que se siente sobre las hojas secas, es como un conteo regresivo que le queda a mi vida, el animal aulla y cierro los ojos para recibir lo que me espera.

El alivio me recorre cuando lo veo alejarse corriendo y unas manos que rodean mi cuello por detrás hace que la tranquilidad dure poco. La afilada hoja de un cuchillo recorre uno de mis brazos en forma de caricia, mi piel se eriza y no entiende la mezcla de miedo, peligro y satisfacción que siente mi cuerpo.

La respiración de la persona que me sujeta calienta mi cuello y mi piel empieza a temblar logrando que una sonrisa de loca se apodere de mis labios

— No puedes escapar, corderito

Los Lobos de Needville © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora