Capítulo 26

437 82 31
                                    


Alguna vez han tenido alguna parte del cuerpo totalmente entumecida? Esa ocasión en la que el músculo se duerme y por más que lo pinchemos o le provoquemos dolor no sentimos nada?

Así supongo que sentía Even la palma de su mano con un cuchillo enterrado en ella, ya que su cara no manifestaba ninguna emoción, era como si estuvieran muertas sus reacciones, no podían ser que aquello no le produjera ni una pizca de dolor.

La lucidez de su rostro era impresionante mientras se quitaba los amarres que lo unían al tablero en forma de círculo. Con paso seguro se posicionó ante su hermano, en una ráfaga de minuto levanto la mano herida para impactarla sobre la mejilla de Arden. La sangre pintó de rojo el cachete y la rabia del menor de los Parrish se podía sentir flotando en el aire.

— Me parece que has olvidado quien es el que manda aquí —expresa Even con un tono ya de furia —y por tanto las reglas que hay que cumplir

— Deberías decirte eso a ti mismo —Arden eleva el tono —no soy el que anda allanando cuartos ajenos

Entonces sí era real, Even durmió conmigo. Y Arden lo sabía, por supuesto que lo sabía, era consciente de la situación, pero conociéndolo no iba a dejarlo pasar.

— Así que todo es por eso? —el peli negro sonríe
con sarcasmo —pensé que a estas alturas habías madurado Arden, toda tu vida has sido un caprichoso, el niño que cuando obtiene lo que quiere, lo deja abandonado en una esquina —con disimulo me mira —así lo hacías con tus juguetes, que una vez te cansabas de ellos los desechabas, pero ni jugabas con ellos ni permitías que otros lo hicieran

— Por la sencilla razón de que eran míos Even, nunca lo entiendes, con las cosas que son mías... —hace una pausa y el azul de sus ojos conectan con los míos —hago lo que me dé la puta gana

Todo aquel suceso era por mí, toda la rivalidad, toda la rabia que sentía Arden por su hermano, era yo la causante, pero lo peor de todo era que me estaban tratando como un objeto, como si fuera de la propiedad de alguno de ellos.

Salgo con furia de allí dejándolos con su estúpida discusión de niños pequeños, en el camino llamo a mi chófer para que una vez que termine me recoja. Los lobos me siguen de cerca y veo a Shelley como corre para darme alcance.

— A dónde vas?

— A mi casa —respondo sin dejar de avanzar

— Hazel no puedes salir de aquí, eres el objetivo principal de dos locos que se unieron para encontrarte —me toma por el brazo y los lobos se ponen inquietos

— Da lo mismo, si estoy viviendo bajo el techo de otros dos locos

Me suelto de su agarre intentando seguir mi camino.

— Pensé que habías superado esa fase —me regaña —por qué haces sus actos cuestionables cuando tú haces lo mismo? No crees que eres un poco hipócrita?

— Y tú te estás metiendo en lo que no te importa, te me pareces a Harriet

— No me parezco, simplemente te estoy diciendo la verdad en tu cara, como amiga tuya que soy Hazel, esos locos como los llamas darían la vida por ti

— No necesito que nadie de la vida por mí, en vez de eso me gustaría que la gente dejara de protegerme tanto, al final lo único que logran es hacerme más daño del que me quieren evitar

La dejo atrás y a una velocidad impresionante recojo toda mis cosas del cuarto de Arden. Salgo con mi maleta y con Cronos y Lebrun detrás, al salir observo como el carro está parqueado; Roald me ayuda a guardar lo que traigo y se asusta cuando los lobos quieren subir detrás de mí.

Los Lobos de Needville © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora