Capítulo 16

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— Hola —saludo un poco cortante

— Qué pasa?

— Nada, para qué me buscabas? —mi pregunta lo pone nervioso

— Esteee... Yoo... —tartamudea un poco —que si has visto a Lebrun?

— Creo que está en tu habitación... Seguro que esa era tu pregunta? —cuestiono al notar que se acaba de inventar eso

— Bueno, que si quieres quedarte a la cena, Gibran y Shelley también estarán —argumenta para intentar convencerme

— Está bien, me quedaré en ese cuarto —apunto en dirección al suyo

— Por qué te gusta tanto mi habitación? Esta casa tiene miles y siempre terminas en la mía

— Tu cama es especialmente cómoda, además cuando duermo al lado de cierta compañía, lo hago plácidamente —sonríe coqueto —a Lebrun me refiero

Mi comentario hace que tuerza la sonrisa y yo que me toque la cara, siempre lo hago cuando estoy nerviosa, siento algo líquido cuando palpo mi rostro.

— Auch —emito un quejido

Observo mi mano la cual está pintada de rojo.

— Ven te ayudaré con eso —me arrastra dentro de la habitación y me siento en una esquina de la cama, Lebrun reacciona y se recuesta a mis pies

Arden vuelve con gasa, un bote de alcohol, algodón y otros utensilios para curar la herida.

— Me vas a cambiar algún órgano o solo me tratarás la pequeña herida de mi ceja?

— Voy a sacar todos tus órganos y los venderé en el mercado negro —el comentario me deja helada, recuerdo en días atrás la escena horrible que viví en la extraña habitación y me erizo de volver a recordar lo que vi

Ríe descaradamente cuando coloca alcohol en un trozo de algodón, siento el calor de sus manos acercarse a mi cara, detallo cada facción de su cara, los ojos azules tan intensos que te envuelven cuando los miras, me quedo como tonta observando un pequeño lunar cerca de su oreja pero el contacto del líquido del algodón con mi piel me arde y:

— Ayyyy —chillo y el pone los ojos en blanco

Minutos más tarde queda limpia la pequeña herida y para terminar coloca una curita en la esquina de mi ceja partida. Las miradas se cruzan, fugaces, dejando que de vez en cuando me enfoque en su azul. Guarda nuevamente los utensilios en el botiquín y sale dejándome completamente sola, ahora me preocupo por lo que usaré en la cena de esta noche, aquí no tengo ropa y no voy a ir a mi casa, ya dije que me quedaría. Agoto todas mis neuronas pensando que hacer, cuando se me ocurre ir a pedirle ayuda a Shelley, voy rumbo hacia la puerta cuando de repente se abre con Arden y unas bolsas de compra en las manos.

Me las entrega sin emitir palabra y vuelve a dejarme sola, las reviso cuando se marcha y abro la primera, que tiene un vestido azul celeste intenso (parecido al color de sus ojos) con las mangas bajas y se cruza en la parte baja del cuello. La curiosidad me abarca y seguidamente abro la otra encontrando unos tacones del mismo color del vestido, contienen una fila de piedras alrededor de su broche. Está espectacular todo, pero cuál será el motivo de tanta elegancia.

La ansiedad no me deja estar tranquila por lo que tomo un baño que dura más de lo que creí para después colocarme el atuendo y adornar mi rostro con el maquillaje sutil que también había en las bolsas.

Termino todo y admiro el resultado en el espejo, no seré lo a más bonita del mundo, pero tengo mis encantos, lo reafirmo una y otra vez viendo mi reflejo. Salgo al pasillo rumbo a bajar las escaleras, cuando veo a Shelley salir de la habitación de su novio, luce un vestido blanco de mangas que cubren sus brazos, el pelo rojo le brilla al ponerse en contacto con la luz y reluce joyas doradas que resaltan en su cuello, orejas y manos.

Los Lobos de Needville © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora