Capítulo 30

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Hazel

Alguna vez has sentido que te arrancan el corazón? Has tenido la sensación de que tu alma se escapa de tu cuerpo? O has experimentado el sentimiento de morir lentamente?

Yo lo sentí, lo sentí por segunda vez en dos días y esta vez no eran lazos de sangre los que me unían a la persona. Eran esos lazos afectivos que creas con personas geniales que te encuentras a lo largo de tu vida. Era por una de esas personas que logras querer como a tu familia, y en ocaciones, mucho más.

La imagen de Gibran tendido en el suelo, abierto desde la garganta hasta la cintura, la desgarradora figura de Shelley abrazándolo. No importa quién la intenta separar, no importa cuantas palabras, no interesa nada, ella está ahí, aferrada al último recuerdo que tendrá de su rostro, al último toque de su piel, a la última mirada a sus ojos. Entre llanto y su pelo mezclado con la sangre roja de su amado intenta que el momento sea perpetuo.

James reposa en una esquina con una bolsa de hielo en la cabeza tras un fuerte golpe. Los Loups están devastados, solo basta ver la cabeza baja de cada miembro al observar al moreno abierto como un animal. Llevamos más de una hora estacionados, detuvimos la búsqueda de los Parrish, nadie puede concentrarse con semejante escena que tenemos al frente.

De un momento a otro el llanto de la pelirroja cesa, un silencio sepulcral invade el lugar y acto seguido levanta la cabeza limpiando sus lágrimas.

— Vamos a encontrar a esos hijos de puta —pronuncia al ponerse de pie con los ojos mojados

— Shell es mejor que te tomes tu tiempo —me acerco a ella pero detiene mis pasos

— Gibran se lo merece —su mirada está quebrada —hazlo por él

Muevo la cabeza afirmando mi posición de que la seguiré, por mi amigo, y porque basta de sufrir, levanto la vista para mirar a cada miembro de la manada, necesito su aprobación y que también confirmen. Todos lo hacen, salimos nuevamente en busca del mayor hijo de puta; Kenen va a lamentar cada segundo de su existencia y yo me encargaré de que así sea.

Mi padre sigue esposado y James se incorpora como puede al equipo. Seguimos absortos en nuestra búsqueda, Shelley hace la suyas con los ojos empapados y a mi poco a poco se me va achicando el corazón, con el temor de encontrar a alguno de los Parrish en las condiciones que encontramos a Gibran, incluso podría ser peor ya que no se sabe lo que puede maquinar la retorcida mente de mi hermano.

James sigue confundido, el rostro agobiado y la mirada caída, a cada nada lo veo acercarse como si estuviera intentando decirme algo, pero que a la vez lo frena. Al parecer es por el temor a los lobos que ahora no se separan de mí.
En un instante logro alejarlos con el objetivo de descubrir que inquieta tanto al rubio. Me acerco y en casi en un susurro le hablo.

— Qué pasa?

Me toma por el brazo alejándonos un poco de los demás, se acomoda de un modo que nadie sospeche.

— La persona que me golpeó.—hace una pausa de unos segundos que parece infinita .— debe estar cojeando

— Por qué? —me irrita que no diga toda la información de una vez

— Justo antes de desmayarme, le lancé una patada y oí el hueso como crujía

— Si está en esas condiciones no debe estar lejos. —pienso en voz alta

— Debe estar entre nosotros. —recorre los ojos como cazador asechando su presa

Observamos todo nuestro alrededor viendo quién cumple la particular característica, nos miramos con cautela, la única persona que tiene dificultad al caminar es..... una sola.

Los Lobos de Needville © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora