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Días tranquilos siguieron posterior al cumpleaños de Sangah, los chicos han estado muy unidos en estos días, y que decir de consentir a su sobrina y a mí, las atenciones pueden rallar a lo abrumador, pero hasta ahora es tolerable. Conforme el paso de los días, he logrado dominar bastante bien algunos hechizos además de mis poderes, lo cual estoy bastante orgullosa, los chicos han sido de gran ayuda en cualquiera de mis dudas y si bien no puedo, buscan la forma de enseñarme otro método para que pueda lograrlo, lo cual agradezco.
Ahora estamos solas en la casa, Hoseok y los demás fueron de casería, la luna llena está en pleno este día, así que el silencio ha abundado, se fueron bastante temprano, solo encontré una nota informándome de lo que harían, así que pase a preparar el desayuno, despertar a Sangah darle el desayuno y una ducha, hoy ha estado tranquila, hemos visto algún programa de televisión para distraernos y hemos jugado con sus peluches, cada uno tiene el apodo de sus tíos, lo cual me resulta adorable. En estos momentos está concentrada haciendo algunos dibujos, cuando se escucha un estruendo, mi columna se yergue y siento un escalofrió a parte de un mal augurio.
–No hagas ruido –le susurro, ella asiente obediente, aunque veo en su mirada temor.
Me levanto y entreabro la puerta, escucho algunos gritos.
– ¡Búsquenla!
Esa orden y el tono me sobresaltan. Tengo miedo por Sangah, así que comienzo a examinar mis opciones, no tengo muchas, a decir verdad, puedo transportarnos, pero, con el miedo que tengo, siento temor de fallar y solo dejarnos al descubierto, así que la mejor opción es protegerla. Y que mejor forma que evitando que la encuentren.
–Sangah, escúchame cariño –digo luego de cerrar sigilosamente la puerta y poniendo el seguro –tú te quedaras aquí, no harás ningún ruido ¿ok?
–Mami… –solloza.
–No amor, todo saldrá bien –digo limpiándole las lágrimas.
–Mami, no…
–Escucha por favor, confía en mami ¿Sí? Te quedaras aquí, sin hacer el menor ruido, hare un hechizo de protección, y dejare rastros a Hoseok, tratare de despistarlos hasta que papi y tus tíos regresen ¿ok?
–No –sigue sollozando –no dejes…
–Amor es lo mejor… no me pasara nada, papá llegara a salvarnos ¿Está bien?
Me parte el alma dejarla así, pero si la buscan a ella por algo, no quiero perderla, ni mucho menos ser la causante de que se la lleven, así que le doy un beso en la frente, no se escucha ningún ruido, la miro y ella está apretando los labios, con lágrimas en los ojos, lleno de aire mis pulmones, tratando de llenarme de valor, salgo sin hacer el menor ruido y comienzo, pongo mis manos en la puerta, concentrándome recuerdo las palabras.
–Todo a la vista, todo en la mira, pasa de largo, olvida el camino, resguarda mi alma, resguarda la vida, no dejes que el mal destruya mi vida, camino a camino, delata los hilos, al verdadero dueño del hilo, muéstrate así solo al híbrido.
Lentamente veo la puerta desaparecer, a la vista de todos, me giro sobre mis talones y pegada al muro bajo lentamente las escaleras, se oyen estruendos, buscando en todos los rincones de la planta baja, mi corazón retumba, tengo miedo, pero necesito hacer esto para mantener a salvo a Sangah. Hoseok y los demás no pueden perderla ¿Y a ti sí? Me dice mi inconsciente, pero borro eso de mi mente y trato de concentrarme.
Una vez en el último escalón trato de buscar algo con que golpear, pero recuerdo que el atizador de la chimenea, lo sacaron, suspiro frustrada, no tengo ningún arma, camino lentamente hacia las puertas traseras, cerca hay un par de habitaciones que sirven de despacho, además de un baño, la puerta del sótano y el cuarto de almacenamiento.
Todo iba bien, ya había pensado en un hechizo para despistar, pero me tope con una figura algo siniestra, grande, más bien enorme, tenía alas demasiado grandes, su rostro era bonito debo admitir, pero desprendía un aura malévola, maldad pura, además de muchas feromonas, me sentí un poco mareada, detrás de él asomada una cola larga que terminaba en una especie de flecha, trague en seco.
–Miren que tenemos aquí –dijo su voz largaba desprecio, además de cierto interés.
Cuando menos lo espere unos brazos me rodearon el cuello desde atrás.
– ¿Donde está la niña? –dijeron a mis espaldas.
–No, no sé de qué hablan.
Era mejor evitar que traten de buscar a Sangah.
–No mientas -dijo –sabemos que el hibrido tiene un cachorro.
–No es cierto, solo estoy yo.
Apretaron el agarre evitando que llegue aire a mis pulmones, intentaba zafarme, pero era mucho más fuerte, además de que me doblaba el tamaño.
–Averigüémoslo –dijo el hombre alado.
Sin soltarme, me llevaron al piso de arriba, intentaba no dar pasos, pero era prácticamente elevada del suelo, por lo que tenía que concentrarme en aferrarme a sus brazos para hacer un poco de presión y elevarme para que no me termine asfixiando. Al llegar al piso superior, comenzaron a abrir puertas, cada una fue derribada, revisaron todos los rincones sin éxito alguno, luego siguieron por el pasillo, al tercer piso, Sangah tenía la habitación al inicio, luego estaba la mia y del otro lado la de Hoseok y la de ChangKyun al frente de la de Sangah, los hombres iban al frente, sentí temor, pero trate de ocultarlo, al llegar temí que mi hechizo sea débil, pero no fue así, pasaron de largo la habitación, y revisaron las otras tres habitaciones, un alivio me invadió.
– ¡Dónde está! –me grito.
–Aquí no hay ninguna niña –asegure.
El agarre comenzó a dejarme sin aire, pataleaba por salirme de esos brazos asfixiantes, comenzaba a perder el conocimiento, no podía llevar oxígeno a mis pulmones.
– ¡Basta! –grito el hombre alado –debemos mantenerla viva, escúchame bien –dijo acercándose a mí, yo intentaba normalizar mi respiración, tosía de vez en cuando –aunque no encontremos a la niña, tu eres lo que estuvimos buscando desde hace tiempo –dijo –siento tu energía preciosa, esa energía nos servirá mucho.
– ¿De qué hablas?
–Tú me darás herederos, tu poder crear íncubos y súcubos poderosos, tus dones serán heredados, así que no me siento tal mal de perder a la cachorra, tú –dijo apretando mi mandíbula y clavándome las garras, un grito salió de mis labios –tú me saciaras.

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