Gracias por cada comentario!!!
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-Señor San Román?-¿Sí?
Esteban se detuvo cuando iba de camino a su despacho, en Londres, y se volvió hacia su secretaria.
-Una mujer ha llamado varias veces, para pedir una cita. Pero su nombre no está en la lista que usted me dio.
-Entonces, no le des una cita -repuso él e hizo una seña a Bruno Mendizábal para que lo precediera al entrar en el despacho. Había quedado con él para cerrar una compra muy apetecible.
-Es solo que...
Esteban se volvió con impaciencia, molesto por tanta insistencia. La secretaria se inclinó hacia delante, bajando el tono de voz.
-Dice que es personal. Y que es vital que lo vea a usted.
-¿Cuál es su nombre?
-María Fernández Acuña. Ha sido muy insistente. Parecía... importante.
¿María Fernández Acuña?
Los recuerdos estallaron en su cabeza como una presa desbordada. Piel tan pálida como el marfil. Un cuerpo esbelto que respondía a sus caricias como un instrumento afinado para él. Labios como cerezas maduras, dulces y enrojecidos por sus besos.
Una boca mentirosa. Una mujer que le había tomado el pelo y había intentado engañarlo.
¿Qué esperaba conseguir de él? ¿Esperaba seducirlo para sacar algo más?
La idea de que María Fernández Acuña lo sedujera de nuevo era innegablemente excitante. Sobre todo, porque él no tenía intención de dejar que le sacara ni un centavo. Podía ser divertido tener sexo con ella otra vez, solo para terminar lo que habían comenzado.
-Dile que la veré. Cuanto antes. Aquí.
-Oh. Pero ella me ha pedido que se vean...
-Aquí -repitió él con rostro severo-. Mañana. O, si no, no habrá cita.
Acto seguido, Esteban se dirigió a su despacho, donde lo esperaba Bruno Mendizábal. Le hizo un gesto para que tomara asiento.
-No he podido evitar escuchar -comenzó a decir Mendizábal-. Yo también conozco a una tal María Fernández Acuña. Estaba en la fiesta de la boda donde nosotros nos conocimos. Me pregunto si puede ser la misma.
Esteban no respondió. Se sentó frente a su invitado. No tenía intención de compartir su vida personal. Si no fuera por la oferta jugosa que le había hecho Mendizábal, no perdería ni un minuto con ese tipo. No le caía bien. Era la clase de hombre que creían que todo el mundo estaba en deuda con ellos. Y estaba dispuesto a vender su herencia familiar, una finca con una mansión increíble, solo a cambio de efectivo.
-Si es ella, la misma mujer a la que yo me refiero, debes tener cuidado - continuó Bruno Mendizábal-. Una chica delgada, de grandes ojos y muy ingeniosa. ¿Te suena? Era una de las damas de honor.
-Me temo que no presté mucha atención a las damas de honor -comentó Esteban. Y no era mentira. Apenas se había fijado en ellas, hasta que María lo había asaltado en el ascensor y había empezado a hablarle de besos y orgasmos.
Durante un momento, el hombre titubeó, como si acabara de darse cuenta de que se estaba desviando del propósito de la reunión. Pero necesitaba desahogarse del odio que le tenía a María Fernández Acuña.
-Para no andarnos con rodeos, esa María es una zorra mentirosa. Aunque a ti no te engañaría tan fácilmente, seguro.
-¿Intentó estafarte a ti? -le preguntó Esteban a Mendizábal con una sonrisa forzada.
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ATADO A TU AMOR
FanfictionADAPTACION ---------- Un test positivo de embarazo no era el único recordatorio que María tenía de su única y maravillosa noche con Esteban San Román.