Capítulo 23 -Nuevos amigos

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Seguimos al que parecía ser el entrenador hasta el terreno de juego.

Me despedí de Mario y Marco con un beso, diferente para ambos, con rapidez y los vi sentarse en las gradas junto a los demás chicos que acompañaban a algunas de las chicas que esperaban junto a nosotras.

-¿Nerviosa? -Preguntó Belén-

Aparté la mirada de Mario y la dirigí a ella.

Negué con la cabeza. Mentía.

Volví a dirigir la mirada a Marco y Mario, ya sentados en las gradas señalaban las porterías y hablaban entre ellos.

-Bien, chicas, me presento. Mi nombre es Manuel Blanco y hoy os haré unas pruebas para determinar si entrais o no en el equipo femenino.

Todas asentimos a sus palabras. Manuel era el hombre con el que hablé el primer día que supe de este equipo, él no sería el entrenador.

-Empezaremos con algo sencillo. Coged un balón cada una y colocaros en final en el centro del campo.

Comenzamos a movernos y unos cinco chicos de más o menos nuestra edad entraron entre empujones y risas al campo. Saludaron a Manuel y se colocaron entre la portería y el medio del campo.

-Ellos. -Señaló a los chicos- Serán los defensores e impedirán que marquéis en la portería, vuestro objetivo.

Todas asentimos de nuevo, mientras algunas calentaban con saltos o estiramientos, otras no quitaban ojo a los nuevos defensores.

-Belén, concéntrate. -Dije entre risas-

-Lo han hecho a posta, así es imposible.

Ambas reímos mientras hablabamos en bajo. Me encontraba la décima de la fila, detrás mía, Belén.

Manuel hizo sonar su silbato y la primera chica hizo rodar el balón.

Nueve chicas más fallaron su gol, seis de ellas interceptadas por los defensas y las otras tres fallaron su tiro. Era mi turno.

Toqué el balón y lo dirigí a mi derecha, mi pierna buena. Dos defensores se acercaban, ambos acabaron en el suelo. Avancé unos pasos sin esfuerzo alguno, otros dos defensores me miraban desde mi izquierda sin hacer nada, continuaba avanzando sola hasta encontrarme con el último defensor justo en frente de la portería.

Le miré a los ojos y bajé el ritmo, nadie más se acercaba, uno contra uno.

Curiosamente, el chico que tenía justo delante me sonrió, gesto que me desconcertó. Avancé un poco más y de un momento a otro driblé hacia mi derecha, si no definía ahora, me pasaba de la portería.

El defensor me siguió y aproveché su rapidez para intentar pasar el balón entre sus piernas. Intento acertado. El balón pasó por debajo de sus piernas y ya delante de la portería definí con un fuerte tiro que acabó en gol.

El grito de Mario me hizo sonrojarme. Mientras los defensores se acercaban a golpear a su compañero por mi caño, yo me acerqué al final de la fila sonriente.

Las chicas hablaban entre ellas sorprendidas, Marco sonreía aún sentado y Mario gritaba levantado de su asiento mientras aplaudía. ¿De verdad había sido para tanto?

Bromeé haciendo una M con mis dedos mientras señalaba a la grada y reía. Esto iba a ser divertido.
* * * *
Tras dos horas, el entrenamiento finalizó. Cumplí todas los objetivos al igual que cuatro chicas del grupo, entre las que se encontraba Belén.

Estabamos sentadas en el césped del campo cuando los chicos, que habían participado en todos los ejercicios, se acercaron a nosotras para también sentarse. Manuel había salido del campo, en cinco minutos traería los resultados.

Bebía de mi botella cuando uno de los chicos se acercó y se sentó a mi lado. Nos encontrabamos separadas de las demás chicas, pero no demasiado.

-¿De dónde sois? -Preguntó de repente-

Miré de reojo a Belén mientras continuaba bebiendo agua de mi botella.

-De Seseña. -Respondió breve-

El chico asintió con la cabeza. Otro chico se acercó por su espalda y se sentó a su lado. No pude evitar mirar a la grada en busca de Mario, pero sorprendentemente ni Mario ni Marco estaban allí, ¿en qué momento habían desaparecido?

-¿El chico que gritaba en la grada era tu novio? -Preguntó el chico que acababa de llegar-

Le miré directamente a los ojos, ¿cómo existía gente tan atrevida?

-Sí lo es. -Dije finalmente-

El chico celebró mi respuesta mientras que el otro se lamentaba. Belén soltó una carcajada al verlos.

-Lo siento, Lucas, me debes diez euros. -Rió el chico que celebró mi respuesta-

Todos comenzamos a reír.

-¿Y el otro chico que había a su lado era el tuyo? -Preguntó "Lucas" dirigiendose a Belén-

Belén negó con la cabeza.

Antes de que uno de los chicos hablara, Manuel entró de nuevo.

-Chicas, levantaros. -Ordenó- Os voy a comunicar los nombres de las chicas que entrarán al equipo.

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