Capítulo 30 -Llamadas

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Saqué el móvil con valor de mi bolsillo y lo miré. Marco.

-¿Qué? -Pregunté-

-María. -Comenzó- Han venido a buscarte a casa.

-¿Quién? -Pregunté de nuevo-

Sólo deseaba que el nombre de Lucas no saliera por su boca. Cualquiera, menos el de Lucas.

-Unas chicas. De tu equipo, supongo. -Exclamó-

Me quedé en silencio y miré a Mario, quien me miraba con gesto serio.

-¿Y qué? ¿Qué querían?

-No han querido decírmelo.

Me mordí el labio inferior. Volví a mirar a Mario, este arqueó una ceja. La conversación entre Marco y yo se quedó en silencio.

-Escucha, María. -Exclamó-

Tragué saliva.

-Si quieres que vaya a buscarte...

-Déjalo, Marco. -Interrumpí-

Colgué la llamada y sin dar tiempo a nada, llamé a Belén. Mario me miraba sorprendido.

Pero Belén no respondía la llamada. Seguramente la rubia se había quedado dormida, o estaría cenando, o dándose una ducha. Tenía que avisarla de lo que Marco me había dicho.

-¿Qué pasa? -Preguntó por fin-

Respiré hondo.

-Mi hermano me ha dicho que unas chicas del equipo han ido a mi casa a buscarme.

Mario levantó sus cejas con gesto de sorpresa. Miré a mi alrededor y él hizo lo mismo. ¿Y si querían contarle a Mario lo sucedido? ¿O acaso querían interrogarme sobre Lucas? ¿Qué las había llevado a venir hasta mi pueblo? ¿Por qué sabían dónde vivía? Demasidas preguntas sin respuesta. Volví a llamar a Belén. Sin respuesta.

-¿Qué crees que quieren? -Preguntó Mario-

Me encogí de hombros. ¿Y si era una de las chicas que había hablado a Mario?

-Me van a hacer la vida imposible. -Exclamé en voz baja tras taparme la cara-

Observé de reojo cómo Mario negaba con la cabeza. Se acercó y pasó su brazo por mi hombro para besar mi mejilla.

-No te preocupes. -Exclamó-

Asentí con la cabeza. No iba a pasar nada, mientras ambos nos tuvieramos el uno al otro.

Nos levantamos del banco tras bebermos nuestros refrescos y a petición de Mario, dimos un paseo agarrados de la mano. A ser sinceros, en ese momento únicamente tenía ganas de irme a casa y dormir toda la noche, pero también me apetecía estar con Mario y pasar la noche juntos, hablando y riéndonos... como tantas noches habíamos hecho.

Caminabamos agarrados de la mano cuando el móvil, esta vez de Mario, sonó. Era su padre, quien informaba a Mario que se encontraba saliendo de casa hacia el hospital, donde se encontraba la abuela de Mario ingresada desde hacía unos días, esa noche, el padre de Mario iba a hacerla compañía allí. Aprovechando la situación, llamé de nuevo a Belén, quien una vez más ignoró mi llamada.

-¿Sigue sin responder? -Preguntó-

Asentí con la cabeza molesta. Mario rió.

-¿Sabes? Podemos ir a mi casa ya que mi padre no está. -Propuso Mario-

Dirigí mi mirada a él por un momento, esbozó una sonrisa y luego se encogió de hombros.

-Me gusta la idea. -Respondí-

No iba a ser la primera vez que me visitaba la casa de Mario, ni siquiera la primera que me quedara a dormir allí, ya que la mayoría de las noches, los padres de Mario las pasaban fuera, al menos anteriormente.

Una vez avisé a mis padres y pasé por casa para coger algo de ropa, nos dirigmos hacia allí. La propuesta de Mario había sido de pasar un rato en su casa, pero ambos sabíamos, después de tantos años, que me quedaría allí a dormir, como tantas noches.

El nuevo chalet de Mario era más grande, lujoso y mucho mejor que el anterior. Su habitación estaba decorada de la misma manera que la anterior en su antigua casa. Pósters del Real Madrid, la camiseta que Raúl González le regaló dedicada hacía años junto con la que Cristiano Ronaldo le entregó tras un partido. Digamos que Mario tenía "mucha suerte" y que su padre y sus amigos en el club blanco no tenía nada que ver con eso.

Me fijé en su estantería, repleta de libros, afición que le encantaba y alrededor de diez marcos con fotos. Con el capitán Raúl de nuevo, con Iker Casillas, Cristiano Ronaldo e incluso con Sergio Ramos. Pero una en conreto me llamó la atención.

-¿Y esto? -Pregunté sorprendida-

Señalaba una foto de Mario y yo de pequeños, bueno, hacía cuatro o cinco años, nuestro segundo año en el instituto. Ambos íbamos vestidos con la camiseta del Real Madrid que tanto nos gustaba y con la que coincidimos ese día. Recuerdo que Belén nos tomó esa fotografía, el último día de curso y a las afueras del instituto. El último año e incluso el último mes que pasamos juntos.

-¿No te acuerdas? -Preguntó-

-Sí que me acuerdo. -Respondí- Solo que... me sorprende que la tengas, aquí, en tu habitación.

-Las primeras semanas en Madrid fueron muy duras, y quería tenerte cerca de alguna manera. -Confesó aparentemente avergonzado-

Una mueca de ternura por mi parte me llevó a abrazar a Mario, quien me refugió entre sus brazos entre risas.

* * * *

Nos encontrabamos cenando los deliciosos sandwiches que Mario había preparado cuando Belén me llamó por fin. Solté mi vaso de Coca cola y descolgué la llamada.

"¿Estás loca? ¿Para qué me llamas tantas veces? ¿Acaso...?

-Han venido las del equipo a buscarme a casa.

Los gritos de Belén al otro lado estuvieron a punto de dejarme sorda. Basicamente, la rubia se quejaba de que no hubiera estado presente para haber visto la cara de las chicas para poder, según ella "darlas su merecido" en el próximo entrenamiento. Advertí a Belén de que me encontraba en casa de Mario y que nos veríamos mañana y colgué la llamada.

Una vez terminamos de cenar, al rededor de las once de la noche, Mario y yo nos tumbamos en el sofá para ver una película. Reía con su cabeza apoyada sobre mis piernas mientras le acariciaba y atendí a la película. Esa escena que tantas veces habíamos repetido y que tanto había añorado todo este tiempo... Pasar tiempo con Mario era mi afición favorita.

El timbre de la puerta sonó justo en el momento en que la película terminó. Mario miró la hora extrañado y se levantó del sofá para bajar las escaleras y abrir la puerta. Me acomodé en el sofá alarmada.

¿Sus padres? Imposible. ¿Mi hermano, mis padres? ¿Para qué? ¿Acaso era Belén? Raro, la rubia a esas horas ya estaría más que dormida. ¿Quién llamaba a esas horas y con qué intención a la casa de Mario?

Sólo es fútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora