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— ¿Lo ves?, ahí está la ranita, ¡oye!, se parece muchísimo a ti... — Ríe y la pequeña niña le da un golpe leve en el brazo.

— ¡Oye no es cierto, se parece más a ti, oso meloso!... — Hizo un leve puchero — Voy a acusarte con papá...

— Oye, sólo lo dije porque la rana es muy colorida y tierna, pero también peligrosa y chillona, como tú... — Miró a la pequeña mientras se acomodaba en aquellas rocas que simulaban asientos sin dejar de sonreír.

La pequeña le miraba con una molestia fingida, mientras el contrario miraba aquel estanque, ella estaba sentada a un lado de su hermano, lo miraban atentamente pensando un poco en lo que acaba de decirle.

— No sé si debería de tomarlo como un halago o un insulto... — Se levantó de su lugar, se puso frente al contrario y lo abrazó por el cuello —. Sea como sea, te quiero mucho, hermanito... — El ajeno correspondió al abrazo y sonrió durante ese acto.

— También te quiero, hermanita... No lo olvides nunca...

Más te vale que tu tampoco, oso meloso...

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— Do-yeon... Herma-

Jadeaba en su cama dormido, mientras sujetaba fuertemente las frazadas que le cubrían.

Con el ceño fruncido repetía esa palabra hasta que la alarma sonó, haciendo que despertara de golpe.

— ¡Hermana!... Aah... Ah... Otra vez... — Respiraba de forma acelerada, se sentó en la cama mientras pasaba sus manos por su rostro levemente sudoroso.

Suspiró pesado, hizo su cabello hacia atrás antes de volver a suspirar, apagar la alarma y mirar la hora en su reloj, casi era hora de ir directo a la escuela, sólo que no quería ir ese día.

Como casi siempre.

— Ah, casi es hora... no quiero ir hoy... pero tampoco quiero estar aquí... — No teniendo más opción, se levantó de su cama y fue directo a su armario a preparar su ropa para el colegio.

Dejo todo en su cama, esa típica ropa grande y holgada que usaba siempre en casa y escuela.

Entró al baño de su habitación para darse un ducha un poco duradera, siempre despertaba antes de lo habitual para salir antes de casa sin ser visto por sus padres y desayunar en algún otro lugar donde no fuera ahí.

Entró a la regadera, el agua estaba a temperatura perfecta, un poco más caliente de lo normal pero así era de su agrado.

Sus rizados cabellos negros levemente largos se apegaban a su frente por la humedad del agua, cubriendo su mirada mientras mantenía la cabeza abajo.

— Te extraño tanto... — Recargó su frente en la fría pared con azulejos — Ya nada es igual sin ti...

Sus lágrimas se combinaron con el agua caliente que resbalaba por todo su adolorido cuerpo, siendo lo único que le brindaba cierto alivio, calidez y cobijo a otra fría mañana.

Bored ~ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora